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Los socialistas franceses se lanzan a por la mayoría absoluta

Unen sus fuerzas para pedir al electorado que les apoye masivamente en la segunda vuelta de las legislativas que se celebrará este domingo

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A falta de seis días para la vuelta decisiva de las legislativas francesas, la marea rosa ha entrado en ebullición. Conscientes de que el cambio que representa François Hollande todavía se juega su última batalla, los socialistas sumaron fuerzas ayer en torno a su próximo objetivo: la mayoría absoluta. «Nada está decidido», fue el mensaje que lanzó al electorado la formación. Una clara advertencia a no dejarse llevar por la apatía y el desánimo frente a una cita con las urnas en la que se decide el rumbo que tomará el país en los próximos cinco años.

Los pronósticos auguran que el Partido Socialista (PS) se movería en torno a los 285 y 320 escaños. La mayoría absoluta requiere alcanzar 289 asientos del total de 577 que componen la Asamblea Nacional, con lo cual no necesitarían el apoyo del Frente de Izquierda de Jean Luc Mélenchon. Incluso, en caso de consolidar su posición, podrían prescindir de una alianza con los Verdes, con quienes firmaron un acuerdo electoral el pasado octubre. Según los sondeos, los ecologistas obtendrían entre 14 y 20 diputados en la segunda vuelta y los comunistas alrededor de 13 y 18.

Conscientes de la importancia de alcanzar un resultado contundente en las urnas, la primera secretaria del PS, Martine Aubry, y el primer ministro galo, François Ayrault, aparcaron sus rivalidades, desencuentros y viejas sencillas para enviar un mensaje de unidad. Ambos dirigentes han coincidido en que es el momento de «tomar medidas» para dar a Hollande una mayoría «amplia, sólida y consistente» que le permita sacar adelante su política de crecimiento. Por ese motivo, compartirán hoy tribuna en una reunión de masas que tendrá lugar en París. Nada puede fallar.

La posibilidad de encontrar alianzas se torna, mientras tanto, prácticamente nula para la Unión por un Movimiento Popular (UMP), que obtuvo en la primera ronda el 34,07% de los votos, a escasa distancia del 34,4% logrado por el PS. El presidente del partido, Jean François Copé, descartó cualquier pacto con el Frente Nacional de Marine Le Pen. Aun así, el temor de la formación conservadora ante un Parlamento dominado por los socialistas le ha llevado a romper el llamado pacto republicano por el cual se comprometían a apoyar al rival de la extrema derecha. En esta ocasión, la UMP ha preferido dar libertad a sus candidatos en las circunscripciones que han perdido para apoyar o no a la agrupación ultranacionalista.

Financiación

La batalla por la financiación también se dejó sentir tras una jornada de votaciones en la que también se jugaban los partidos la cuantía de sus ingresos por año. La ley establece que todas las formaciones que hayan obtenido en la primera vuelta de las legislativas al menos el 1% de los votos en 50 circunscripciones reciben 1,68 euros por cada papeleta. La segunda parte del dinero que percibirán por año se completa en función del número de diputados obtenido. El PS fue uno de los principales beneficiados en los comicios al pasar de 10,4 millones de euros a 12,7 millones. Le siguió el Frente Nacional -que obtuvo el 13,7% de los votos- con un incremento de 4,1 millones. Por el contrario, la UMP se llevó la peor parte al ver reducida su financiación del 16,7 millones a 11,8. Una debacle que se verá acentuada con la pronosticada pérdida de alrededor de cien escaños.

La otra buena noticia para los socialistas llegó con la victoria del primer ministro en la primera vuelta, junto al titular de Exteriores, Laurent Fabius, y el responsable de Asuntos Europeos, Bernard Cazeneuve. Los tres logran así conservar sus puestos en el Gobierno ya que tal y como recoge la Carta Deontológica firmada por los 34 ministros de Hollande «todo miembro del Gabinete que pierda una elección tendrá que dimitir al carecer de la confianza del electorado». Una de las novedades de estas legislativas es precisamente que concurren 24 ministros, la cifra más alta en diez años. Toda una declaración de confianza hacia un electorado que ha renovado su apuesta por la izquierda, que está a punto de hacer historia en la Quinta República a falta de conquistar su último bastión: la Asamblea Nacional.