El presidente Hollande, antes de votar. En la imagen pequeña, la ministra de Justicia. :: EFE/AFP
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Francia vota a la izquierda en la primera vuelta y renueva su apuesta por el cambio

Los socialistas, lejos de la mayoría absoluta, necesitan alianzas para completar su dominio en la Asamblea Nacional tras la segunda ronda

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Francia renovó ayer en la primera vuelta de sus elecciones legislativas su apuesta por el cambio. Los 46 millones de ciudadanos llamados a votar alzaron a la izquierda como la clara vencedora de una cita con las urnas que derribó el dominio absoluto que ostentaba la derecha desde hace una década. Según los primeros sondeos difundidos al cierre de los colegios, el Partido Socialista (PS) y sus aliados ecologistas obtuvieron en torno al 40% de los votos, frente al 35% de la formación conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP).

Pese a que las expectativas del presidente, François Hollande, de lograr la mayoría absoluta no pudieron cumplirse al conseguir por separado el 35% de los sufragios, los resultados dejan la puerta abierta a una segunda vuelta en la que podrían dominar la Asamblea Nacional con entre 287 y 347 escaños. La cuestión clave es saber si los socialistas y los Verdes tendrán la mayoría absoluta, o si necesitarán el apoyo del Frente de Izquierda encabezado por el Jean Luc Mélenchon, con la que el PS no tiene acuerdo de Gobierno.

Conseguir el apoyo de los comunistas no sería, sin embargo, difícil para Hollande ya que el propio Mélenchon le aseguró en un encuentro mantenido la semana pasada que los votos de su formación estarán al servicio de los socialistas. El líder de los comunistas, sin embargo, no estará presente en la segunda vuelta después de haber sido eliminado ayer en Henin Beaumont por su eterna rival, la ultraderechista Marine Le Pen. La máxima representante del Frente Nacional -rebautizado como Agrupación Bleu Marine- habría obtenido en su feudo el 42% de los votos, 11 puntos más que su adversario.

Una izquierda cohesionada en la segunda vuelta permitiría a Hollande sacar adelante sus políticas basadas en el crecimiento. Entre ellas destaca su propuesta de elevar el salario mínimo por encima del PIB, reducir la edad de jubilación a los 60 para quienes han cotizado 41,5 anualidades, aumentar un 25% la ayuda para la vuelta al colegio en septiembre y la contratación de 1.000 nuevos profesores y personal no docente. Toda una serie de medidas que contradice la política de contención del gasto y recortes trazada en la UE por la canciller alemana, Angela Merkel y para las que solo un país como Francia puede servir como contrapeso.

La UMP que antes comandaba el expresidente Nicolas Sarkozy, en cambio, vio ayer saltar por los aires sus ya de por sí de por sí escasas posibilidades de forzar un gobierno de cohabitación. El 35% cosechado en la primera vuelta evidencia la crisis de liderazgo que atraviesa el partido tras la marcha de su número uno, pero también refleja el desgaste tras una década al frente de las principales instituciones del Estado. En lo referido a las alianzas, el secretario general de la UMP, Jean-François Copé, aseguró que no habrá ningún tipo de acuerdo con los ultranacionalistas, al tiempo que restó peso al triunfo de la izquierda. «Estamos lejos de la ola socialista que nos habían anunciado», sentenció.

Las esperanzas de recobrar las fuerzas en el terreno político se antojan todavía lejanas. Tendrán que esperar al congreso que celebrará en noviembre para elegir a un nuevo líder. El ex primer ministro, François Fillon, seguido del exministro de Exteriores, Alain Juppé, son hasta ahora los mejores posicionados.

Pacto republicano

El Frente Nacional, por su parte, logró convencer a entre el 13y el 14% del electorado, lo que supone un fuerte impulso para competir en la segunda vuelta por entrar en el parlamento. No obstante, la nueva contienda no se antoja fácil ante la dificultad de conseguir alianzas y el llamado 'pacto republicano', que consiste en apoyar al rival de la ultraderecha. Aun así, los resultados suponen un dato alentador después del descalabro sufrido en las pasadas legislativas, cuando se tuvo que conformar con la denominación de grupo extraparlamentario al solo poder recabar un 4,2% de apoyos.

El récord de la jornada lo batió la desmotivación de los ciudadanos por la nueva cita electoral. Según el Ministerio del Interior, la participación habría rondado el 57%, frente al 60,98% en la primera vuelta de las legislativas celebradas hace cinco años.

El escrutinio estuvo marcado por una fuerte abstención, una consecuencia esperada por el agotamiento de un electorado que hace solo cinco semanas acudió a las urnas para elegir presidente tras una intensa campaña llevada a cabo por los principales aspirantes a conquistar el palacio del Elíseo.