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¿Y si tuvieran razón?

Lo de Iberia podría ser otro kirchnerazo, otra dentellada de depredador sobre la renqueante España

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Los pilotos de líneas aéreas, tradicionalmente, lo han tenido difícil para que el personal de a pie simpatizara con ellos. A sus emolumentos, que siempre han sido muy superiores a los de los demás empleados por cuenta ajena (quitando deportistas de élite y altos ejecutivos de grandes empresas), han sumado la costumbre de emprender movilizaciones en las fechas más inoportunas, en petición de mejora o mantenimiento de derechos laborales que al común de los mortales les parecen y parecían privilegios de maharajá. Amén de reclamar facultades de veto sobre decisiones de sus empresas que ningún empresario se avendría a compartir y que ningún otro sindicato sueña con tener.

Es posible que por razones históricas, y en especial en la compañía llamada 'de bandera', los pilotos tuvieran algo desenfocado el papel que les corresponde en la organización de la que forman parte, máxime después de que su capital se privatizara y pasara a cotizar en Bolsa. Guste o no, en una sociedad cotizada mandan sus accionistas, o los administradores nombrados por estos, con mayor o menor acierto y transparencia. Que los administradores de las sociedades cotizadas no siempre actúen con toda la lealtad que sería deseable ya es otra cuestión, que incumbe a los accionistas, en primer término, y en segundo lugar, a los acreedores que puedan verse perjudicados por su mala administración, entre los que desde luego se hallan los trabajadores (y por tanto, en el caso de una compañía aérea, los pilotos). Pero para exigir esa responsabilidad hay unos cauces, legales y judiciales. Lo que no vale es que pretendan comportarse como dueños, y reclamen las prerrogativas inherentes a esa condición, quienes de hecho y derecho no la ostentan.

Ahora bien, para un país es legítima la preocupación de que compañías con un posible valor estratégico, como lo es Iberia, no sean liquidadas o fagocitadas por competidores que solo persiguen sus propios intereses, potencialmente contrarios a los de la propia compañía y el país en cuestión. Esto es lo que alegan los pilotos para el rosario de huelgas que tienen convocadas. Que British Airways, en plata, se ha zampado a Iberia, se ha hecho con lo que le interesaba (la T4 de Barajas, con todo su tráfico intercontinental y su capacidad de crecimiento, superior a la del saturado Heathrow) y ahora va a trocear el resto. Dan cifras: ilustrativa es la del número de aviones, cada vez más descompensado en beneficio de British y detrimento de Iberia.

A lo mejor son infundios de los pilotos, pero pocas explicaciones ha dado la empresa. ¿Y si tuvieran razón, y si fuera, como el kirchnerazo, otra dentellada de depredador sobre el animal renqueante en que parece haberse convertido esta triste España, antigua jugadora (ZP 'dixit') de la 'Champions League'?