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RECORTES EQUIVOCADOS

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En España, como es notorio, se han juntado dos crisis: la general, producida por la débacle del sistema financiero global, y la particular, debida al estallido súbito de la burbuja inmobiliaria. Y ha sido esta segunda la que ha destruido todo un potente sector productivo sobredimensionado, el de la construcción residencial, la que ha agravado aquí la recesión, ha producido la recaída que hoy estamos viviendo y ha lanzado al desempleo a un número insoportable de trabajadores.

No es cuestión de seguir lamentándonos de que no se abortase a tiempo aquella burbuja cuando desde finales del pasado siglo todo el mundo reconocía que corríamos un riesgo cierto y que habíamos de ponernos en serio a cambiar el modelo de desarrollo. Lo lógico es ahora tratar de poner en pie ese nuevo modelo, descrito en su momento tanto por Rodrigo Rato como por Pedro Solbes cuando ambos protagonizaban sucesivamente el mayor período de bonanza de que ha disfrutado esta democracia desde su fundación. El nuevo patrón de crecimiento había de consistir, en definitiva, en la apuesta por la productividad, por la generación de actividades de mayor valor añadido, lo que requeriría, de parte del Estado y con independencia de las iniciativas sociales que surgieran espontáneamente, más inversión pública en educación y en I+D+i. En definitiva, tenemos que mejorar el capital humano de nuestro sistema productivo y que auspiciar la investigación científica, en estrecha colaboración del Estado con la Universidad y con el sector privado.

Sucede sin embargo que estos párrafos se escriben precisamente para lamentar que estemos caminando velozmente en dirección contraria. Los presupuestos de 2012 reducen las partidas dedicadas a I+D+i, consideradas estratégicas hasta hace poco, desde los 8.600 millones de 2011 a los 6.400 de 2012, lo que nos sitúa al nivel de 2005 y representa una pérdida del 25%, un porcentaje que dobla con creces el recorte promedio aplicado a los gastos del Estado, que es del 9,6%. El gasto en políticas educativas desciende, por su parte, un 22%. Y ello sin contar con el recorte de 10.000 millones en sanidad y educación anunciado la pasada semana.

En los países sólidos de Europa, la tendencia es completamente distinta: el gobierno alemán acaba de decidir hace menos de un mes las principales líneas de los presupuestos públicos de 2013 y la planificación financiera hasta 2016, según ha informado el Instituto de Estudios Económicos (IEE). Las inversiones de futuro -educación, investigación y desarrollo- seguirán teniendo gran prioridad en los presupuestos públicos alemanes. El Ministerio Federal de Educación e Investigación recibirá en 2013 unos 800 millones de euros más que en 2012, llegando a un gasto total de 13.700 millones de Euros. Ello equivale a un incremento de más del 6% respecto del gasto presupuestado en 2012.