El profesor e investigador brasileño Ciro de Quadros. :: L. V.
Sociedad

Ciro de Quadros, el héroe de la salud mundial

El BBVA premia al epidemiólogo brasileño por sus aportaciones para reducir el impacto de la viruela, la polio o el sarampión

MADRID. Actualizado: Guardar
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El epidemiólogo e investigador, de origen brasileño, Ciro de Quadros, ha sido distinguido con el Premio Fronteras del Conocimiento que concede la Fundación BBVA en su categoría de Cooperación al Desarrollo, por su labor en favor de promover la vacunación en el mundo y la investigación de nuevas fórmulas de inmunización.

De Quadros, que actualmente se encuentra en México en una reunión para determinar los objetivos de vacunación de la próxima década, resaltó que promover el uso de vacunas significa tratar de mejorar las condiciones de vida de las personas y la salud económica de los países. Según explicó el investigador, por cada dólar invertido en vacunas un país puede ganar hasta diez dólares, pues significaría que su población infantil tiene un mayor rendimiento escolar y que el gasto sanitario sería inferior. «Toda la Humanidad se debe beneficiar de la tecnología de las vacunas», afirmó el brasileño quien agradeció por teléfono el premio, de «prestigio internacional», que quiso compartir con «todos los trabajadores de la salud» que le han acompañado a lo largo de su carrera.

El investigador se formó y comenzó su trayectoria en su Brasil natal, y desde allí se convirtió en referente, lo que le llevó a trabajar en África para la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la erradicación de la viruela, más tarde en la Organización Panamericana de la Salud (OPS) donde fue responsable de la eliminación de la polio y el sarampión en América y, desde 2003, como vicepresidente ejecutivo en el Sabine Vaccine Institute, con sede en Washington.

La experiencia en la erradicación de la viruela ha marcado la trayectoria de De Quadros, el héroe de la salud global, como le definen sus colegas de profesión. «Lo que se siente al contribuir a erradicar una enfermedad que ha causado millones de muertes es indescriptible. Se tiene la sensación del deber cumplido y anima a seguir trabajando para mejorar la salud global. Esa sensación me ha dado energía para seguir y, con 72 años, aquí estoy, en activo, como si tuviera 40», declaró el galardonado.

Preguntado por los retos de presente y de futuro, el epidemiólogo indicó que el mundo asiste al «final de una gran lucha» por la erradicación de la poliomelitis que sigue estando presente en Nigeria, Afganistán y Pakistán. Según explicó, existe un «compromiso enorme» de estos tres países por la desaparición del virus, que podría estar erradicado en dos o tres años. «Una vez eliminada, iremos a por el sarampión», dijo el experto, quien incidió en que es una cuestión «de extrema importancia» porque Europa está exportando esta enfermedad a países donde ya había desaparecido.

De Quadros aseveró que el siglo XXI será conocido como la centuria de las vacunas. A las muchas que ya se tienen hay que sumar las que se están investigando contra el cáncer de estómago o el VIH, entre otras. En este sentido, el investigador sudamericano quiso resaltar que la crisis económica no está influyendo en la apuesta por la vacunación, «un área prácticamente protegida», como demuestra que cuando la Alianza global para vacunas e inmunización pidió fondos el año pasado para combatir nuevas enfermedades, recaudó el doble de lo previsto: 2.900 millones de euros.

Sobre la polémica suscitada en el mundo académico por la conservación de las dos últimas cepas de viruela existentes y que se encuentran en dos laboratorios, De Quadros se mostró rotundo: «Hay que destruirlo». El brasileño no ve razones para conservar la cepa de un virus que si cayese en manos de terroristas «sería más fácil de usar que tirar las torres de Nueva York». «Ya está secuenciado. No hay necesidad de tenerlo vivo», aseguró. Los premios Fronteras del Conocimiento, que comprenden ocho categorías y que tienen una dotación económica total de 3,2 millones, nacieron en 2008 con el fin de reconocer la ciencia como «motor de progreso».