Sociedad

Fuego en el cuerpo

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En mayo de 2010, Beckham se enroló en el Ejército británico para pegar tiros en Afganistán. Tiros a puerta, se entiende. El futbolista se desplazó a Camp Bastion, una base que alberga a más de 30.000 personas entre militares y civiles, y allí posó para los fotógrafos con traje de camuflaje y cara de no haber roto un plato, ni siquiera con el balón. «Espero que este viaje sea una pequeña aportación para recordar el increíble trabajo que están haciendo nuestras tropas ahí fuera. Me siento orgulloso de mi país», proclamó Beckham, rodeado de uniformados que no se acababan de creer ni lo que veían ni lo que escuchaban. El viaje de la estrella del LA Galaxy, largamente perseguido, fue la visita más mediática, pero no la única que han recibido los soldados de la 'Union Jack'. La cantante de pop Cheryl Cole, el medallista olímpico Du'aine Ladejo o los exfutbolistas Gary Lineker y Alan Hansen son algunos de los famosos que han acudido en los últimos años a la llamada del deber. La Armada británica tiene hasta una 'novia oficial': la mezzosoprano Katherine Jenkins, un toque de delicadeza en un ambiente de combate. Aunque seguro que se acuerdan más de otra chica; en 2001, Geri Halliwell ofreció un concierto en Omán y acabó vestida con una chaqueta, un pantaloncito y una gorra caqui (solo con eso) subida a caballito en la espalda de un fiero (y ya domado) soldado que solo pudo declarar: «Esto ha sido mejor que un partido de fútbol».

Las tropas británicas se embarcan en misiones por todo el mundo, desde las Islas Malvinas hasta Dubai pasando por Chipre o Kosovo, y la costumbre de agasajar a los soldados con visitantes ilustres se remonta a 1939, con el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Aquel año nació la Entertainments National Service Association (ENSA), cuyo primer hito fue la actuación en Douai, en el frente francés, de la cantante, humorista y actriz Gracie Fields. A la guerra (desde el escenario) se apuntaron en los siguientes años personajes míticos del cine británico, como Laurence Olivier o Vivien Leigh. En 1946, la ENSA se transformó en el Combined Services Entertainment (CSE), una entidad que ha sobrevivido hasta la actualidad y ha ampliado su mercado. Aunque sigue siendo conocida por preparar los eventos del Ejército, el CSE organiza lo mismo un cumpleaños que una despedida de soltero, previo paso por caja. Si uno se conforma con una banda de música y algún bailarín, la tarifa será de entre 100 y 500 libras (120-600 euros). Dos humoristas contando chistes durante una tarde cuestan 500 libras (600 euros) y así progresivamente hasta las 6.600 libras (unos 8.000 euros) a las que puede ascender una gran juerga con artistas y actuaciones en directo.

Pero en Reino Unido, la crisis se está cebando con el Ejército. Por ejemplo, los 'ghurkas', los temidos soldados de origen nepalí que rebanan cabezas en nombre de la Reina desde hace dos siglos, han sufrido enormes recortes en el dinero destinado a sus jubilaciones. Todas las partidas están siendo examinadas al detalle, y las cuentas del CSE también están en entredicho. El Parlamento acaba de hacer público el presupuesto de esta institución en 2011, 437.000 libras (unos 525.000 euros). El ministro de Defensa, Phillip Hammond, tiene claro que se trata de un dinero bien utilizado: «Ayuda a mantener alta la moral de las tropas y, en consecuencia, su efectividad en el combate». «Es un gasto mínimo», remacha Hammond que, no obstante, no desvela si los 'invitados' cobran. En cualquier caso, muchos contribuyentes no están de acuerdo (no ven tan rentable la jugada, aunque esté involucrado Beckham) y se preguntan si vale la pena destinar siquiera una libra en 'strippers' y en chistosos tipo 'El Club de la Comedia' en tiempos de tanta penuria, cuando se podría invertir de otra manera, incluso en las mismas Fuerzas Armadas, mejorando la seguridad de sus hombres.

En esta disputa el ministro tiene de su parte a la tropa. Los testimonios de los soldados son unánimes. «Estoy impresionado. La banda era buenísima y los humoristas, unos cracks. ¡Gracias por vuestro tiempo y vuestro esfuerzo!», escribe en las redes sociales el soldado (y espectador) Matt, destinado en Irak, tras una actuación. «El espectáculo de Kabul ha sido impresionante», corrobora desde el frente afgano Ian después de escuchar los chistes de un grupo de humoristas. Un veterano de guerra es de la misma opinión: «Es una ganga. He visto algunos de estos espectáculos en los años 80 en las Islas Malvinas y puedo decir de primera mano que sirven de mucho a los militares. Espero que se mantengan durante mucho tiempo».

'Las chicas vuelven a Irak'

En el objetivo de mantener alta la moral de la tropa el humor juega un papel primordial. Espectáculos como 'Bye, bye, Kosovo', '¿Dónde están los pingüinos?' (en las Islas Malvinas) o 'Laughganistan!' (algo así como 'Risanistán!', que tuvo lugar en Kandahar) han sido un éxito de crítica y público entre el batallón. En tiempos de guerra -y de crisis-, la diversión se hace más necesaria, creen en el CSE, que dobla cada año sus actuaciones, pese al recelo que esto despierta en una parte de la opinión pública. Por ahora, el ministro de Defensa británico piensa lo mismo, haciendo suya la canción de La Chaqueta Metálica: 'Aquí mi fusil, aquí mi pistola.'.