La asociación Asocialoe firmó ayer un convenio de promoción de este cultivo con la patronal agraria Asaja Cádiz. :: ESTEBAN
Jerez

El aloe vera pide sitio en la mesa

Con el apoyo de la UCA destacan el desconocido uso alimenticio de este cultivo que supone una alternativa muy rentable para el sector agrario Los empresarios del sector promueven una Denominación de Origen andaluza

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Las propiedades cosméticas y hasta farmacológicas de esta planta mágica procedente de África no son un secreto a estas alturas. Hay pocos que no sepan que uno de los mejores remedios para muchas afecciones de la piel vienen de la mano del aloe vera, ese producto medicinal del que las investigaciones científicas han demostrado también sus virtudes nutritivas y a la que los cultivadores quieren dar su sitio en la mesa dentro de nuestra dieta habitual.

Y es que llevar la venta de aloe vera en fresco a las fruterías y mercados y convertirlo en un ingrediente más de pistos, arroces o zumos es uno de los objetivos que se plantea Asocialoe (Asociación Nacional de Empresarios del Aloe Vera), que ayer firmó un convenio en Jerez con la organización Asaja Cádiz para el desarrollo y la promoción de este cultivo y de los productos derivados de su transformación, y que en esta tarea va de la mano de científicos como Francisco Antonio Macías, catedrático de Química Orgánica de la Universidad de Cádiz (UCA) y uno de los mayores conocedores de las posibilidades de esta planta que, por si fuera poco, también tiene una faceta por desarrollar en la rama textil.

Pero donde parece que el aloe vera puede tener un verdadero futuro es en la rama gastronómica, tal como explica Macías, que ayer recalcaba de esta planta que «cuanto más se la estudia más propiedades se le descubren», y que ponía en valor sus magníficos efectos gracias a su aporte de hierro «cinco veces superior a las lentejas», a que tiene unas fibras y unas vitaminas «de excelente calidad», a que ayuda a regenerar la flora intestinal y «sobre todo a que levanta el sistema inmunológico, que es lo que hace sentirse bien».

Por todo lo anterior, y porque por sus características climatológicas y de suelo Andalucía es un paraíso para el cultivo de este producto, desde Asocialoe trabajan ya para conseguir una Denominación de Origen andaluza que otorgue el sello de calidad necesario a este producto para que llegue a los mercados con todas las garantías de seguridad alimentaria.

Es precisamente en esa fase en la que están ahora los productores, transformadores y comercializadores de esta asociación que trabajan de la mano de los científicos «con el máximo rigor» y que quieren que la Administración se convenza de que el aloe vera puede llegar al mercado con la máxima trazabilidad (tiempo de caducidad, controles sanitarios, etc.) como ocurre ya en otros países europeos como Alemania, donde no es raro verlo ya en las estanterías.

El presidente de Asocialoe, Andrés López, daba aún más pistas y recalcaba que la parte de la planta que se usa, el gel de interior de la hoja, no tiene sabor, olor ni color, pero aporta nutrientes y unas texturas fantásticas a los platos. De ahí que muchos chefs ya lo estén usando de forma habitual. Sin olvidar las posibilidades domésticas: «Solo hace falta una Thermomix para hacer unos zumos que son fantásticos como cosméticos o para el consumo», explicaba ayer.

López también explicó ayer que toda la producción que se realiza actualmente de este producto es ecológica, y que el aloe vera tiene tantos usos y es tan rentable que los productores se multiplican cada año en la zona más al sur de Andalucía, Canarias o el Levante, es decir, donde «no hay frío». Y la calidad es asombrosa, ya que hasta industrias señeras de EE UU «se han sorprendido de la calidad de las analíticas que han realizado».

Por eso, actualmente se contabilizan en la región unas 50 hectáreas que pronto serán el triple, porque solo en los alrededores de la localidad sevillana de Carmona, donde se quiere instalar una gran industria transformadora, van a ponerse en uso otras 40 hectáreas más este año.

En la provincia de Cádiz, este producto emergente suma unas seis plantaciones en localidades como Benalup, Torrecera, Conil o Barbate, y hay al menos otra media docena más en proyección.