EL MAESTRO LIENDRE

EL HAKA TAMBIÉN SE INVENTÓ EN CÁDIZ

Qué ironía que el portero del Sevilla haya desvelado los poderes motivadores de las coplas de Carnaval en el deporte de élite

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

S abía que lo paraba. Lo que no sabía era por qué. Estaba convencido de que ese portero llamado Javi Varas, que tenía la noche sembrada, no iba a dejarse llevar en el último momento por un penalti ante ese tal Leo Messi. Ni con bronca racista, ni sin ella, ese tiro no entraba ni con todo el Camp Nou echando aire a la pelota a la vez. Tenía la sensación de que pasaría, pero no la explicación. Al día siguiente, ya se aclaró todo. Varios periódicos regionales, páginas webs y emisoras desvelaban la fórmula mágica del cancerbero sevillista. En el vestuario del Nou Camp, en esa capilla que para todos es antesala de un fusilamiento cierto, había decidido retar al miedo y escuchar Carnaval.

Y como la suerte es de los valientes, a la diosa fortuna le hizo gracia que un tipo que se enfrentaba al mejor batallón de francotiradores peloteros del mundo se pusiera a escuchar en la antesala unas coplitas que van a compás, así, con su tatachín y su tatachán. Ya se sabe que nada mejor que hacer reir a una mujer para que se ponga de tu parte, sea o no una divinidad. Divertirla es mano de santo. En este caso, dos manos de santo. Una pena, por cierto, que lleven guantes de espuma y plástico, que impiden seguir el ritmo con los nudillos sobre la banqueta o la taquilla.

A partir de ese descubrimiento, ya encaja todo. Claro, cuando vemos llegar a la cancha a esos armarios empotrados de la NBA con sus auriculares siete tallas más grandes, van escuchando cuplés del Gómez, Agüillo y los Rosado, de la chirigota del Love, la del Selu o la del Yuyu. Así dan esos mates, con esa alegría.

Si Rafa Nadal llega a esas bolas imposibles, sobre la línea, y las manda a la esquina contraria es porque se vuelve un gladiador con tanguillos que oye en el vestuario, dicen que los de Nandi Migueles, Kiko Zamora, Pastrana, Pardo y La Viña son sus favoritos.

Después de lo de Javi Varas ha trascendido que, incluso, los pilotos españoles que corren en el Mundial de Fórmula1 mientras escuchan, dentro del casco, los pasodobles más sentidos de las mejores comparsas de Antonio Martín, Martínez Ares, Aragón, Tino Tovar o Bienvenido. Mágico (perdón) remedio. Es ponerse una copla de Carnaval y un deportista se convierte en un espartano invencible. El resto de equipos andaluces, del Betis al Almería, del Recre al Córdoba, del Málaga al Real Jaén, ya están estudiando el método, ya han pedido varias cajas de CD, la antología de Paco Alba y toda la colección 'Así canta nuestra tierra en Carnaval' que impulsara Emilio Aragón Prián. El Xerez Deportivo ha renunciado a recibir tal envío, por cuestiones que no han trascendido. En resumen, que se confirma una vez más que todo se ha inventado en Cádiz. La canción esa maorí, la Haka, con la que Nueva Zelanda inicia todos sus partidos, con la que acaba de ganar el Mundial de Rugby, no es más que un burdo plagio de una estrofa del popurrí de 'Hombres del Campo'.

Una vez comprobada la eficacia motivadora del Carnaval, su utilidad para el coaching y otras técnicas propias de cretinos, aparece una duda lógica. Cualquiera se preguntará por qué el Cádiz insiste en militar en Segunda B durante los últimos años, cuando pasodobles, cuplés y tangos son tan eficaces. Lo normal sería que surtieran más efecto en el lugar en el que fabrican.

La respuesta es simple. Para que funcionen, hay que cantarlas y en el vestuario cadista apenas hay gaditanos, escasean los andaluces, faltan los intérpretes. El equipo amarillo es uno de los que con más perseverancia, constancia y tino ha triturado y masacrado su antaño fructífera cantera durante las dos últimas décadas. Casi la eliminó. No había dinero, decían.

Así que ya nadie canturrea Carnaval en el vestuario del Carranza, ni en los desplazamientos, antes de jugar. Hay falta de coplas desde los tiempos de Quico Narváez, Javi Germán, Quevedo, Arteaga, Barla, Jose, Calderón, los Mejías y Juan José... Entonces, se cantaba un poco y solíamos jugar en Primera.

Ahora, nadie hace lo que ese héroe efímero, Javi Varas, y así nos va la película. Vayan ustedes atando cabos, tiren del hilo. Moraleja: en casa del herrero... No, esa está muy vista. Otra, mejor: si cuando te quedas sin dinero recortas en formación, estás prolongando tu condena hasta convertirla en perpetua. En el fútbol y en todo lo demás.