Uno de los presos que participaron en la actividad suelta un pájaro cerca del río Arillo. :: C. C.
SAN FERNANDO

En el camino hacia la libertad

Diez reclusos de Puerto III recorren la ruta del sendero de Tres Amigos y participan en un anillamiento de aves

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De nuevo sintieron la brisa marina en su rostro. Un soplo de aire fresco que entre los barrotes y las paredes de Puerto III parece consumirse hasta volverse pegajoso e insufrible. Pero, por un día, aunque solo fuera por un día, lo dejaron atrás. No eran un número, no tenían un horario y tampoco eran presos, si no voluntarios para participar en una actividad medioambiental.

Diez reclusos de Puerto III participaron ayer en un anillamiento de aves y realizaron la ruta del sendero de Tres Amigos. Por supuesto bajo supervisión, con monitores y personal del parque que les sirvió de guía en una actividad en la que mostraron su atención y no dudaron en preguntar todas las dudas que se les venía a la cabeza, porque ayer no había deuda que saldar, no importaba, era como si el pasado hubiera dado un salto, aunque claro como ocurre con cada sueño llega el despertar y la vuelta a la realidad, pero será menos dolorosa por un tiempo porque aún hoy sienten ese aire fresco, el olor a salitre. Mientras sueñan con otra actividad que la habrá.

Así al menos lo prometió la delegada provincial de Medio Ambiente, Silvia López, que acudió para presenciar esta experiencia pionera, al menos en el marco de la Bahía, pues en Algeciras ya se llevó a cabo la plantación de árboles por parte de presos con penas por violencia de género, que plantaron un ejemplar por cada mujer asesinada el año pasado. «Es un colectivo que se debe tener en cuenta y servirá no solo para concienciar sino para promocionar el parque con este tipo de iniciativas encaminadas a políticas de reinserción. Por supuesto los elegidos han pasado por un proceso de selección y sus penas permiten que se puedan acoger a la actividad».

El momento más curioso fue cuando uno de los presos cogió a un pájaro ya anillado y listo para su suelta. Se acercó con cautela al río Arillo y se agachó para colocar al animal con suavidad que se alejó corriendo antes de iniciar el vuelo. Todos tenían los ojos clavados en ese ave que simbolizó sus ansias de libertad, de abrir sus alas y volar. Antes tendrán que cumplir con su deuda.