La vista desde el cerro de la ermita de Santa Ana permite apreciar el crecimiento chiclanero. :: JESÚS M. ARAGÓN
crecimiento de la población

Un 'boom' de un cuarto de siglo

El crecimiento de la población también ha sido exponencial, ya que hoy hay censados casi el doble de chiclaneros que hace veinticinco añosChiclana ha multiplicado por cinco su parque de viviendas desde 1987

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La canción de Presuntos Implicados repetía machaconamente en su estribillo aquello de 'cómo hemos cambiado'. Y a fe que lo hacíamos. Sobre todo en Chiclana. En los últimos 25 años esta localidad ha sufrido una transformación tal que muy pocos reconocen ya sobre un plano o una foto aérea la que a pricipios de los ochenta era una villa agrícola y marinera.

El boom turístico, pero sobre todo el estallido del sector de la construcción y la promoción inmobiliaria han cambiado para siempre la fisonomía del término municipal. Para bien o para mal, ni La Barrosa, ni el antiguo coto de caza hoy convetido en urbanización de lujo con el nombre de Novo Sancti Petri, ni zonas otrora impensables para vivir todo el año como Hozanejos, Marquesado o El Fontanal, serán nunca más lo que eran hace dos décadas.

Los números así lo atestiguan. En el último cuarto de siglo, Chiclana ha multiplicado por cinco su parque de viviendas.

Según los datos hechos públicos hace unos días por la Gerencia de Urbanismo, el municipio cuenta en estos momentos con 59.312 unidades urbanas. En el año 1987 eran apenas 11.684.

Pero esta cifra no es la única que ha crecido de manera desmesurada en todo este tiempo. La población censada en el término también ha sufrido un importante incremento, pasando de los 42.226 habitantes con que contaba Chiclana en aquel año 1987, a los 79.839 habitantes censados a 1 de enero de 2011, y lo que es aún más espectacular, los 81.194 habitantes que el Consistorio reconoce a 15 de agosto de este mismo año.

Ese incremento de casi el doble de residentes explica bien a las claras que la ciudad fuera catalogada en los últimos ejercicios como el municipio donde más creció la población de manera proporcional de toda la provincia.

No cabe duda de que la situación económica, con la apertura de cientos de negocios y una consolidación del tejido productivo y, sobre todo, del sector servicios, han situado estos últimos años a Chiclana en otra órbita bien distinta a la de veinticinco años atrás.

Pero este crecimiento, para muchos, no ha sido un crecimiento ordenado. En los últimos años han surgido numerosas voces críticas con el «desorden urbanístico» consentido por las sucesivas administraciones municipales.

También, desde el punto de vista turístico, y aunque el destino es uno de los principales reclamos del litoral español en la actualidad, el crecimiento de la planta hotelera hasta alcanzar las 13.000 camas actuales también está siendo cuestionado por su sostenibilidad.

Pero los datos están ahí. La tranquila villa donde la población vivía de la agricultura, con más de 5.000 hectáreas de viñas, ha dejado paso a un modelo de desarrollo económico moderno.

Pasados los años, solo la caída estrepitosa del ladrillo ha puesto en solfa si este crecimiento desmedido era el idóneo. Basta un dato. En junio pasado había 11.831 desempleados en la ciudad, de los cuales 3.234 son de la construcción y otros 4.657 proceden del sector servicios.