Editorial

Prudencia egipcia

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El Consejo Militar que gobierna provisionalmente Egipto accedió a retrasar dos meses, de septiembre a noviembre, las elecciones legislativas vista la creciente, aunque no clamorosa, demanda al respecto. La decisión atiende la demanda de más tiempo para la organización de partidos, en gran número nuevos, campañas electorales y organización material del gran evento democrático. Los militares eran reticentes a la demora porque desean volver cuanto antes a sus cuarteles tras cumplir, a decir verdad con toda solvencia técnica, en sintonía con el arraigado sentimiento de democratización y una altura de miras que ha considerado siempre, y antes que nada, el interés nacional. El gran proceso democratizador, un gran ejemplo para muchos Estados árabes, sigue su rumbo y hay fundadas esperanzas de que culminará con la elección de un Parlamento representativo, el primero genuinamente tal en más de medio siglo. La situación político-institucional avanzará así con presteza hacia la crucial elección de un presidente de la República y la normalización final que el país, y su economía, exigen. El retraso, como en Túnez, es razonable y ha sido bien recibido por la mayoría social.