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El organismo regulador, en entredicho

El líder laborista critica a la Comisión de Quejas de la Prensa británica por «no llegar hasta el fondo del asunto»

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El escándalo de escuchas ilegales que ha provocado el cierre del 'News of the World', además de cuestionar los límites del sensacionalismo en Reino Unido, deja en evidencia el papel regulador de la Comisión de Quejas de la Prensa (PCC) del país. El organismo, que sustituyó en 1991 al desacreditado Consejo de Prensa creado en 1953, «surgió como un mecanismo de control», pero, en opinión del líder laborista británico, Ed Miliband, «ha fallado totalmente» en su misión de zanjar el conflicto del tabloide de Rupert Murdoch.

«Es el momento de mostrar los fallos del PCC. No consiguió llegar hasta el fondo del asunto de News International en 2009 e, independientemente de quién sea el culpable de esto, no puede restaurar la confianza en la autorregulación», afirmó ayer el representante de la oposición. «Ha resultado ser un caniche sin dientes», añadió.

Hace una década, el PCC inició su andadura para combatir los abusos de la libertad de prensa y velar por los derechos del público, sobre todo en los aspectos relacionados con el honor, la intimidad y la propia imagen. Su carácter, sin embargo, solo ha estado limitado a ejercer de mediador entre las partes. «Nuestro objetivo es fomentar el espíritu de conciliación, que nos parece fundamental en un sistema voluntario», explicó el director asistente del organismo, Will Gore, a la Comisión de Quejas y Deontología de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE).

3.500 casos al año

El PCC, compuesto por un total de trece personas, recibe anualmente una media de 3.500 denuncias gestionadas a diario por dos directores asistentes y tres responsables de quejas. Los casos se analizan teniendo como referencia el Código Ético que vincula al conjunto de medios británicos y, en caso de considerarse que se ha cometido una vulneración, la oficina envía al editor de la publicación en cuestión un resumen por escrito en el que solicita una respuesta a las inquietudes planteadas.

«Algunas veces, una corrección en los archivos del periódico es suficiente, sobre todo si es un error menor. En otras ocasiones, si el caso tiene que ver con el dolor o el trauma personal, lo mejor sería una carta privada de disculpa al denunciante», explica Gore. Pero en ningún caso compete al PCC pedir dinero o algún tipo de compensación material a cambio. Salvo en supuestos excepcionales, cuando no se consigue una solución amistosa, la comisión exige al rotativo «publicar en su totalidad» la querella.