NADANDO CON CHOCOS

LA CERTEZA

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Se van las referencias como se pierden los niños en la playa una mañana de domingo. Desde hace un tiempo nadie es capaz de saber quién es el gordo de Andy&Lucas y Andrés se sigue preguntando, entre titular y pie de foto, quién era la más fea de las Papa Levante. La certeza es una liebre que vuela a galope tendido y la verdad, un aire futil como el humo de un pitillo. Porque pasa uno la vida creyendo que la clase política ocupa su merecida poltrona por méritos demostrados, que son hombres y mujeres capaces de lo imposible, superhéroes de carne y hueso. Gente eficiente y edificante. Estaba el hombre instalado en la creencia de que sus dirigentes hacían lo indecible y más para solucionar las trabas de una provincia, de una ciudad, de un pueblo por y para el que vivían, y que eran capaces de renunciar a todo por su futuro, enzarzados si hace falta en luchas titánicas por las selvas de la Administración, misiones imposibles como la de resolver las trabas burocráticas que pesaban sobre el proyecto de un hotel de lujo en Valcárcel. Y en esas se le colaron unos tipos en el chiringo. Y le dieron un uso.

El lance les cogió pidiendo un papel. Ahora Cádiz entera esnortá, sopesando cómo veinte tipos barbudos armados con escobas y lejía han sido capaces de hacer lo que no habían hecho su Ayuntamiento y su Diputación en los últimos siglos. El mundo al revés: las mojarritas tirando a la Sierra, los brigadas en Jerez, Julio Pardo y Quico Zamora besándose la boca. Un desastre. Para volver al orden, las empresas han tenido a bien recordarnos quién es quién: durante la crisis, la brecha entre sueldos de directivos y trabajadores se ha hecho cada vez más profunda.