OTRO AÑO AL POZO

Nadie lo esperaba pero podía ocurrir, y ocurrió. Después de una semana plagada de esperanza por el resultado del domingo anterior donde parecía que casi todo estaba hecho, hemos sufrido otra tremenda decepción. El cadismo, después una temporada llena de desaciertos y tras los últimos resultados de la liga regular, había retornado al estadio para empujar a los jugadores ante el Mirandés, pero hemos vuelto a sufrir un varapalo donde más nos duele. Tenemos que volver a deambular otro año en ese pozo sin fondo que es la Segunda B. ¿Será que esa es la categoría que nos merecemos? A todas luces, aunque la ciudad no lo sea, el equipo, nuestro equipo, por sus propios deméritos, está sin duda donde merece. Desde que comenzó esta campaña no se planificó bien y los resultados deportivos fueron echando poco a poco a los aficionados del estadio y al final, solo al final, cuando parecía que el milagro podía ser, no fue. La experiencia de los anteriores nueve años en el infierno no ha servido para nada, se han vuelto a cometer los mismos errores y el resultado está a la vista. Pero lo peor de todo es que con una ley concursal de por medio el club sigue teniendo las manos atadas para poder planificar una nueva campaña con menos abonados cada vez y con menos medios económicos para poder ensamblar una plantilla con ilusión que nos devuelva a la categoría de plata. Volveremos a afrontar otro año con mayor desilusión que nunca. Ahora no es el momento de echar las culpas a este o al otro, culpables hay muchos y ellos lo saben. Hay que repartir responsabilidades entre propietarios, directiva, cuerpo técnico y jugadores. A ver si le podemos dar coba a los brasileños y nos sacan de ahí, yo lo dudo pero.