Tribuna

Él es de Qatar y ella está de catar

ABOGADO Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Una combinación de palabras que ponga en funcionamiento la imaginación de cada uno. Era la frase manifestada por un tertuliano radiofónico, a colación con los ilustres huéspedes qataríes. Pero, para frases hechas las del ministro de Fomento, ahora en plena campaña Pepiño, su nombre en diminutivo, cercano al votante. Realmente no sé si él es quien fabrica la retahíla de frases o es su abultado gabinete de prensa, quien discurre por las noches, para que el jefe tenga algo que decir, caldeando en lo posible el ambiente. No sé si tendrá alguna sobre los visitantes que vienen de oriente. Pero al verlo sin gafas, he de suponer que estas se le han caído al ver a la jequesa bajar por las escalerillas del avión. La caída de correctores ópticos, amén de ese cambio de imagen, del polifacético bachiller experto sin duda en telegenia, es lo de menos. Sin ir más lejos, a pié de escalerilla y en las propias pistas de Barajas, S.M. el Rey de España, sufrió una caída de ojos cuando apareció Mozah Bin Nasser, vamos que se le pusieron los ojitos tiernos. La ilustre dama, oteaba el horizonte desde lo alto, parecía que desafiaba sus dominios perdidos en la línea que une el cielo y la tierra. A lo mejor, intentaba adivinar cuanto grande sería Al-Andalus. Probablemente más grande que ella misma, lo que es un decir.

Mientras tanto, los mortales de a pié analizamos la frase, sobre la base de establecer diferencias entre los verbos ser y estar. Normalmente se asocia ser con la esencia y estar con el estado. Es decir que ser atribuye al sujeto algo que hace parte de su esencia, algo permanente, mientras que estar le atribuye un estado, una característica que no le es propia sino sólo transitoria. Él, el jeque, el que atavía su cabeza con el hatta y el agal, «es» el que tiene el dinero. Es él bienvenido por el gobierno. Él es quién hace subir la bolsa. Él es el que firmará contratos con los astilleros españoles. Él es el que invertirá en las cajas de ahorro. Él es él y sólo él. Pero él sin ella, sería un rico y hortera árabe, uno más. Con ella casi alcanza la categoría de Califa. Ella «está» con el turbante, está con sus gafas de sol, está con su traje que ni por asomo se asemeja a una chilaba. Está a la última moda. Está y está, y punto.

Esto de fabricar frases hechas se utiliza cuando se pretende desviar la atención de problemas de importante envergadura o simplemente, se gobierna a golpe de eslóganes, lo que ocurre con demasiada frecuencia en Andalucía. «Andalucía imparable» o «Andalucía al máximo», estas eran del pasado. Ahora, al día de hoy sólo nos queda añadirles, imparables hacia la tasa del 30% de desempleo o al máximo de personas paradas, que alcanzan la cifra de 1.187.600 personas. En fecha reciente aparecía «Andalucía 10», cuya acta de defunción se la impuso la propia Junta antes de su nacimiento real. Pero no queda la cosa aquí, con el cierre de Delphi, decía el exconsejero «nacido para el ERE», como algunos lo denominan, que «se abría una gran oportunidad para la bahía de Cádiz». Ya lo vemos, se ha desmantelado gran parte del tejido industrial y los acuerdos formalizados por la Junta y colectivos de afectados, de poco o nada han servido hasta el momento. Los «acuerdos contra natura» tienen pocas posibilidades de éxito. Ahora, con el cierre de Santana motor, la Junta manifiesta que «se ha culminado la diversificación». Prefiero no hacer comentarios al respecto, y así evito herir susceptibilidades. Y por último ZP, el que sólo pertenece al viento, manifiesta esta misma semana que «al PSOE solo le ha tocado combatir con dureza una situación que no ha generado». Bueno, la frase es producto de una verdad a media. No sólo no quiso reconocer la crisis, pretendiendo engañar a los españoles planteando un programa electoral en 2008 sobre la base del pleno empleo, sino que no la reconoce hasta bien entrado 2009. La verdad a medias consiste en no reconocer que no puso los medios necesarios para contrarrestar los efectos perversos y devastadores de la misma. Cuando el presidente asume la auténtica situación, hace ahora aproximadamente año y medio, presionado por instituciones supranacionales, impulsó un programa de reformas que afectaban a todo el ámbito de la economía. Éstas eran cruciales por cuanto se cuestionaba la sostenibilidad de la economía española. Ni una de las reformas emprendidas, ha sido incisiva y por lo tanto sus frutos simplemente tibios, lo que no arregla ni mucho menos la situación.

Volviendo a nuestros dos curiosos verbos. La EPA dice que en España «están» 4.910.200 personas en desempleo. Contrastando las EPA de 2007 y la de ahora, en España «son» 3.000.000 más los parados existentes. ZP que al igual que la tierra "es" del viento, no "está" capacitado para encauzar la economía de un país cuando la coyuntura no es buena. Para gastar y gastar, es el número uno. Pero, para poner remedios a una situación de calamidad, no sabe ni por dónde empezar. Y no se da cuenta de la auténtica dimensión del problema que padece España. Sólo unas indicaciones. La deuda total es de tres veces el PIB. El desempleo supera con creces el 21%. Una Administración sobredimensionada, con el lastre que supone llevar aparejadas más de 5.000 entes públicos, muchos de ellos creados para esquivar eel Derecho administrativo. Unos compromisos de gasto público que representan más del 50% del total, sólo en las partidas de desempleo e intereses de la deuda.

La política es el arte de hacer posible lo imposible. Pero la política también son gestos y si la CEOE y los sindicatos no se ponen de acuerdo, el gobierno debe hacer algo más que un gesto y gobernar de una vez, presentando un proyecto de ley que modifique radicalmente la negociación colectiva. Al PP no le quedará otra opción que aprobarlo, con la condición de ahondar todavía más sí es que gobierna.