PAN Y CIRCO

DILIGENCIA

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Durante toda la semana pasada los medios de comunicación deportivos han reiterado el mensaje que el entrenador cadista transmitió a los futbolistas amarillos y a la afición: que, en el partido contra el San Roque, todos debíamos esmerarnos en el ejercicio de la paciencia, esa virtud que, más que en permanecer pasivos ante el sufrimiento sin reaccionar o, simplemente, aguantándose, consiste en ser fuertes y en aceptar con serenidad el sufrimiento que es necesario soportar para lograr alcanzar las metas difíciles. Pero todos hemos podido comprobar que esta receta no ha sido suficiente para ganar. Opino que hubiera sido necesario emplear otras armas más eficaces. En mi opinión, en las actuales circunstancias, a los profesionales también se les debería exigir una mayor diligencia, esa virtud que, opuesta al vicio de la pereza, consiste en aplicarse con esmero y con habilidad para realizar el trabajo de manera pronta, intensa y ágil. El domingo pasado pudimos comprobar cómo el San Roque practicaba la paciencia y, también, la diligencia: esperó pacientemente y aprovechó diligentemente las ocasiones propicias para marcar sus dos goles. Administró los tiempos, dosificó las fuerzas y aplicó las estrategias con habilidad. Sus jugadores supieron mantenerse serenos en los momentos más difíciles, y cuando el Cádiz apretó durante la segunda parte, ellos supieron reaccionar con paciencia, con sosiego y con confianza. A lo mejor es que se enteraron de las lecciones que Jose había explicado a los amarillos la anterior semana: que tenían que afrontar el partido con respeto a los rivales, resolver con tranquilidad los imprevistos y, sobre todo, administrar las fuerzas para evitar cansarse antes que el adversario. Tengo la esperanza de que, tras el repaso de los mismos mensajes durante esta semana, pondrán en práctica en el partido contra el Écija esas dos virtudes.