Jerez

El calvario de la familia Ruiz-Mateos

Las felicitaciones que Zapatero le ha dirigido por la generación de miles de puestos de trabajo han sido fariseas, pues ahora se le crucifica El Gobierno y la banca pretenden de nuevo colgar en la cruz al empresario creando alarma

JEREZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Se rajó el velo del templo, cielo y tierra se eclipsó, temblaron los elementos, cuando expiró el Redentor. Tal si fuera el apocalipsis o el día del juicio final, se nos viene a la mente la letra de una antigua saeta que en solo cuatro versos describe el caos más absoluto.

Idénticamente que en el Gólgota, se pretende de nuevo crucificar a José María Ruiz-Mateos colgándolo del madero de la alarma y el desasosiego en el que nuestra administración y la banca quieren sumir al empresario y con él también a sus inversores.

Nada más inoportuno en los tiempos que corren que un director general de la Tesorería de la Seguridad Social aparezca en los medios para notificar la cantidad que la Nueva Rumasa adeuda a la administración. ¿Qué se pretende con ello sino destruir a un empresario? ¿Por qué a continuación no enumera las cantidades que le adeudan los ayuntamientos, las comunidades autónomas, las diputaciones o las empresas públicas afectas al régimen? ¿Y por qué acto seguido, como sería de justicia, no hace público también los 18.000 millones de euros -tres billones de las antiguas pesetas- ¿justiprecio? que la Administración le debe a la familia Ruiz-Mateos. Crear pánico en el sector empresarial nunca fue una buena táctica, menos en un país que está inmerso en una brutal crisis, debido a la cual se cierran 400 empresas diariamente.

El Estado

Sin embargo, el Estado ayuda a las cajas de ahorros con miles de millones de euros de nuestros impuestos, con la condición de que fluyan los créditos para las familias y las pymes. Según nuestra ministra de Hacienda, en septiembre, los contribuyentes tendremos que aportar la astronómica cantidad de 20.000 millones de euros para tapar el agujero que tienen las cajas, cifrado en 217.000 millones de euros procedentes del ladrillo, de los cuales 28.000 millones son incobrables, 10.000 millones de dudoso cobro y el resto al «ya te veré». ¿Y por qué, del mismo modo, el ínclito director no explica también la deuda que los diferentes estamentos oficiales mantienen con las pymes y que asciende a la friolera de 40.000 millones de euros, razón por la cual los pequeños y medianos empresarios, con el dogal al cuello y al borde de la asfixia, van constantemente desapareciendo para no volver nunca jamás? Y eso que antes el PSOE decía que si por alguien había que apostar y ayudar en España era a las pymes, ya que los pequeños y medianos empresarios son la mayor fuente de creación y mantenimiento de puestos de trabajo: el 80%. A los que, con su mala gestión, el Gobierno ha ido asfixiando y talando las ilusiones igual que se tala un árbol.

Sin embargo, siguen ayudando a empresas y empresarios afectos al partido y con trampas hasta los ojos, a los que se les hace la vista gorda o se les pasa página. Tal es el inaudito Florentino Pérez con deudas de miles de millones de euros o Luis de Rivero Sacyr Vallehermoso, con otros tantos miles de millones. ¿Y qué decir del Grupo Prisa? Y a un sin número de ayuntamientos y autonomías en quiebra, como Cataluña, sin recursos ni para pagar las nóminas de sus empleados.

No se nos pasan inadvertidos los muchos adláteres y amiguetes del PSOE a los que, con el agua al cuello, se les ha ayudado con las concesiones de obras civiles. Es obvio decir que si detrás de alguna de estas sociedades estuviera el nombre de la familia Ruiz-Mateos, el trato sería distinto.

Intervencionismo

Una vez más, el partido del Gobierno abre sus fauces para llevar a cabo la política intervencionista y depredadora por la que se caracteriza; poniendo en su punto de mira a todos aquellos empresarios que no les bailan el agua, no digamos si tienen éxito, o si por alguna razón -como es el caso de José María Ruiz-Mateos- se ha ganado la simpatía y la confianza de la sociedad, que no olvida el expolio.

Problemas tiene todo el mundo. ¡Si de ellos no se salvan las empresas públicas, los ayuntamientos, las comunidades autónomas, las diputaciones! ¿Cómo no había de tenerlos la familia Ruiz-Mateos? Empresarios que, en vez de irse a países sudamericanos en expansión, apostaron por quedarse en España para reflotar empresas, crear puestos de trabajo... Ahora se encuentra, como tantas miles de empresas españolas afectadas por la crisis, ante las cuales los bancos han cerrado a cal y canto sus ventanillas, no admitiendo papel, venga de quien venga ni del color que sea.

El ejemplo de Jerez

En Jerez tenemos el ejemplo de honrados y conocidísimos empresarios que después de 40 años de trabajo se encuentran en la más absoluta ruina. O nuestro mismo Ayuntamiento, el que con más de 2.000 empleados y unos ingresos anuales que rondan los 10 millones de euros, no puede pagar la luz y la mayoría de los meses le duele la cabeza a nuestra querida alcaldesa para hacer frente al monto de millones que supone pagar las nóminas de los funcionarios municipales. Pero igualmente pasa en los juzgados, en los que el Ministerio de Justicia carece de liquidez para arreglar los recalos de los techos, humedades y desperfectos que cada día abundan más en sus dependencias, algunas de ellas en un estado lamentable y en ocasiones, inclusive, con carestías de material de escritorio, papel timbrado y sobres para llevar a cabo las citaciones...

Con lo que está cayendo, llegamos a la conclusión de que el Gobierno proclama a los cuatro vientos la paja que el prójimo tiene en el ojo y no ve -o no quiere ver- la jácena de Flandes que a él se le ha incrustado en el suyo. ¿No será que se siente minuciosamente observado y, como el calamar, expulsa tinta para desdibujar su muy deteriorada imagen?

Tal el navegante que quiere mantener a flote su nave, nuestros dirigentes no paran de tapar boquetes aún a sabiendas de que el barco que comandan hace aguas por todas partes y, tarde o temprano, se irá a pique. Nada que ver con la zozobra que le vaticinan a la Nueva Rumasa, cuya deuda de 700 millones es muy inferior al patrimonio, que asciende a 5.900 millones de euros. No cabe duda de que los plácemes que el señor Zapatero le ha dirigido a Ruiz-Mateos por la creación de miles de puestos de trabajo son fariseos, ya que por detrás lo pone de nuevo en el Calvario.