La modelo y actriz fue coronada en 1974 como la más guapa del Universo. :: LA VOZ
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La triste vida de la más bella

La Miss Universo que alternó los filmes serios, el destape y los escándalos se va a los 56 años Muere la actriz malagueña Amparo Muñoz

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Quienes la conocieron en sus años de gloria coinciden en que su belleza, más que seducir, sacudía la vista. Impactaba. Había en ella una evidente cualidad extraordinaria que con 20 años, en 1974, le hizo ganar el título de Miss Universo, la única española que lo ha conseguido.

Amparo Muñoz había salido de una familia trabajadora de cinco hijos de Vélez-Málaga, a unos 40 kilómetros de la capital, y se codeó con los grandes del cine español, de Carlos Saura a Pilar Miró, protagonizó el destape, se convirtió en un personaje de la Transición y fue detenida mientras compraba heroína en el centro de Barcelona. Una trayectoria pública mirada con mucho morbo, que terminó ayer con 56 años en la casa de su madre en Málaga.

Pese al secretismo que mantuvieron ayer sus familiares respecto a la enfermedad que le llevó a la muerte, el diagnóstico de la actriz era conocido desde hacía tiempo, un cáncer cerebral que le causaba problemas en la vista, en el habla y en su capacidad de movimiento. Llevaba cerca de dos años sin apenas salir de casa porque se avergonzaba de que vieran su estado de deterioro. Como mucho alternaba el hogar materno, en el que recibía el cuidado de sus hermanos, con un piso que le había dejado su última pareja en el barrio de Palma-Palmilla, el mayor zoco malagueño para el tráfico de drogas.

Fueron los últimos viajes de una vida que Amparo Muñoz atravesó de un modo muy parecido a como lo hacía su país. Figura del espectáculo en los años setenta, con un nivel de popularidad en el que se encontraban estrellas como Nino Bravo o Rocío Dúrcal, llegó a ser musa de artistas y productores clásicos de la 'progresía' como Patxi Andión, Elías Querejeta y Jaime Chávarri. También encarnó la época en que los desnudos se veían por primera vez, tras la muerte de Franco, sin tapujos en las revistas y en unas películas que no tenían otro fin que mostrarlos.

Consumo erótico

Años de aperturismo, de pasión política y carnal, que desembocaron en la popularización de las drogas como nunca se había dado antes, un hecho decisivo en la biografía de Amparo Muñoz. En su álbum de fotos, las imágenes más hermosas y las más estremecedoras, su coronación como la reina universal de la belleza en Manila y la vez que la encontraron a punto de saltar de un balcón porque alguien -nunca se supo quién- quería matarla.

Tan pronto como ganó el concurso de Miss España, en 1973, el cine se fijó en ella y ese mismo año se puso delante de las cámaras a las órdenes de Roberto Bodegas para el filme 'Vida conyugal sana', en el que también participaron Ana Belén y José Sacristán. La actriz tuvo el privilegio de rodar con directores de primera fila en películas importantes, como 'Mamá cumple cien años' de Carlos Saura; 'Dedicatoria', de Jaime Chávarri; 'Hablamos esta noche' de Pilar Miró -uno de los mayores éxitos de la actriz-; y 'El balcón abierto' un homenaje a Federico García Lorca en el que compartió reparto con Antonio Flores, Berta Riaza, Álvaro de Luna y Lola Gaos.

También protagonizó varias producciones para consumo erótico, algunas de ellas de lo más descacharrantes, como las que filmó en México y cuyas escenas aún se pueden ver en YouTube y en otros canales de vídeo en Internet. El estatus de Amparo Muñoz como anatomía perfecta de los años setenta y principios de los ochenta fue innegable. Y sus encantos, en consecuencia, muy perseguidos, aunque lo más suave que puede decirse es que no tuvo suerte con sus parejas.

Conoció a su primer marido, Patxi Andión, en el rodaje de 'La otra alcoba', película de 1976 firmada por Eloy de la Iglesia, y, según cuenta en su libro de memorias 'La vida es el precio', su matrimonio fue un infierno a causa de que su pareja le insistía de continuo en que no servía para nada. Elías Querejeta le devolvió a dar confianza, y aunque de algunas de sus relaciones tenía buenos recuerdos -de Antonio Flores y de Máximo Valverde-, otras le llevaron literalmente a la ruina.

Fue el caso del chileno Flavio Labarca, supuesto anticuario y que en 1981 había ingresado en Carabanchel tras su detención con 150 gramos de cocaína. La actriz le había conocido un año antes en México, se casó con él en 1983 y se fueron a vivir juntos a Filipinas tras la invitación de Imelda Marcos para residir en el país, el mismo donde había sido coronada en 1974 como la mujer más guapa del universo y en el que los concursos de belleza son tan populares como el fútbol.

De vuelta a España, el problema con las drogas se fue agravando y saltó a un primer plano cuando le detuvieron en 1989 en Barcelona dentro de la 'Operación Primavera', una redada en la que cayeron 700 personas. Si bien a efectos penales no tuvo consecuencias, la repercusión sobre imagen fue brutal. Su aspecto físico manifestaba su adicción y a partir de ahí las noticias y conversaciones sobre Amparo Muñoz tuvieron a la droga como foco y su vida artística pasó a la oscuridad.

El sueño de una cenicienta en España en los años sesenta, la de la chica que no había pasado del bachillerato elemental, que trabajó como secretaria y que había llegado a Miss Universo, empezó a tomar unos perfiles siniestros. Amparo Muñoz ya no era la más guapa del mundo. En 1990 fue detenida por impago en dos hoteles, uno en Málaga y un parador de Toledo. Ese mismo año llegó a publicarse la noticia de que tenía SIDA, lo que fue desmentido por ella.

Después de un tercer matrimonio con Víctor Santiago Rubio, de 1991 a 1996, la actriz tuvo el privilegio de vivir una segunda carrera profesional. Primero gracias a Paul Naschy, el más notorio representante del cine de serie B en España, que en 1996 le dio un papel en su película 'Licántropo'. Y luego recibió la llamada de Fernando León de Aranoa para su primera y exitosa película 'Familia', con la que en 1997 ganó el Goya a la dirección novel. Quizá no fuera casual que el productor fuera Elías Querejeta.

Tenía 43 años y la impactante belleza de los 20 había quedado difuminada por una mirada triste y los surcos del tiempo en la cara. Desde entonces se convirtió en un huidizo personaje del corazón que pudo tenerlo todo y murió sin nada.