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Dieciséis juicios con ayuda de leyes y prescripciones

El primer ministro afirma que desde que entró en política ha tenido que gastar 200 millones de euros en abogados

ROMA. Actualizado: Guardar
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Es difícil aclararse con el historial judicial de Silvio Berlusconi, porque afronta procesos desde los años ochenta. En total han sido 16, sin contar los casos archivados tras las diligencias previas. Aunque asuste tal currículum en un primer ministro, para él es precisamente la prueba más clara de que es objeto de una persecución judicial de tintes izquierdistas para acabar con su carrera. De hecho él da cifras más tremendas, aunque nunca ha explicado de dónde las saca: 109 procesos desde que entró en política en 1994, con 2.500 audiencias, 530 registros y 200 millones de euros gastados en pagar abogados.

También añade con orgullo que siempre ha sido absuelto, pero tampoco es verdad. Solo ha sido declarado inocente con todas las letras en tres ocasiones. En la mayoría de los demás casos se ha salvado gracias a los trucos legales que ha aplicado desde el poder, con leyes aprobadas con su mayoría parlamentaria. Dos veces simplemente tuvo suerte: se benefició de amnistías, que en Italia caen de vez en cuando y así borró dos condenas por perjurio y falsedad contable.

Otras dos se salvó él mismo al anular sendos juicios con una ley que despenalizaba la falsificación de balances. Otros cuatro caducaron al reducir con otra ley los plazos de prescripción de los delitos que se le imputaban. Uno más prescribió sin su ayuda. Tres juicios más están aún en marcha: Mills, Mediaset y Mediatrade, que se reabren ahora y completan el tormento judicial que se cierne sobre él en el próximo mes. Aunque no llegarán a nada porque también caerán en la prescripción. Y quizá se abran otros que están en sus inicios.

La mayoría de los delitos que se le han imputado son de tipo fiscal y contable, por la gestión de su imperio empresarial, pero también la corrupción de jueces y testigos. Ha evitado la condena, pero no evidentes y graves implicaciones. Por ejemplo, en el 'caso Mondadori' estrechos colaboradores suyos han sido condenados por comprar jueces con su dinero para obtener sentencias que le favorecían. O en el 'caso Mills' está ya probado que sobornó a un testigo para que mintiera en dos de sus juicios para encubrirle. Pero nunca ha pasado nada.