Los alumnos de primero de ESO, pertrechados de sus portátiles, atienden a la clase de Ciencias en la pizarra digital. :: JAVIER FERNÁNDEZ
Ciudadanos

Generación 2.0: de la tiza al ratón

La pizarra digital y el ordenador portátil se consolidan como herramientas cotidianas en las aulas

EL PUERTO. Actualizado: Guardar
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Sofía nació en Estados Unidos y a sus doce años ha pasado ya por no pocos colegios. Su padre es marino y eso supone un frecuente cambio de residencia que implica a toda la familia. Una vida casi nómada y muy complicada por las continuas adaptaciones a los nuevos entornos: nueva ciudad, nueva casa, nuevos vecinos, nuevos amigos... y nueva escuela. Pero Sofía sonríe orgullosa entre sus compañeros y disfruta de su momento de gloria en el centro de atención de la clase... hasta que la exótica procedencia de Laura, que nació en Thailandia, le arrebata ese puesto. Cualquiera lo diría, con sus rubias coletas y sus chispeantes ojos azules, que momentos después mirarán atentos hacia la pizarra. Ella también es hija de un marino.

Al igual que el noventa por ciento de los alumnos de esta clase de primero de ESO del instituto Francisco Javier de Uriarte. Estamos en el Poblado Naval, a medio camino entre El Puerto y Rota, junto a la Base. Escenario de despliegues militares, de misiones internacionales, de buenas y malas noticias y de mucha polémica. Pero ellos, que permanecen ajenos a todo eso, se concentran en sus pequeños ordenadores portátiles. Hoy la clase de Ciencias Naturales se imparte con la pizarra digital. «¿Qué es la atmósfera». Un aluvión de brazos levantados compiten para responder a la pregunta formulada por Beatriz Montañés, la profesora, que señala las ilustraciones esquemáticas del panel. «Es la capa gaseosa de la tierra». Con la clase a media luz y todos atentos a los dibujos esquemáticos de la pizarra, la concentración es total. «¿Y cuáles son las medidas para reducir la contaminación?». Otra ola de brazos. «Utilizar los transportes públicos, como el autobús. Coger la bici. Fabricar coches eléctricos. Y las energías renovables». El IES Uriarte es centro TIC desde hace tres años. Este curso, por fin, disfrutan de la dotación material, pero solo para primero de ESO. Aunque ya está hecha la preinstalación para la pizarra digital del segundo curso.

La mayoría de los alumnos llegaron con el ordenador portátil puesto, de su colegio de primaria, el Marqués de Santa Cruz, también en el Poblado Naval. Y a los que no tenían se les entregó en septiembre. Los guardan en casa y solo los traen a clase cuando el profesor lo pide. Por tanto ellos mismo son los encargados de cuidarlos y conservarlos en buen estado. «Y se supone que si lo aprobamos todo y no repetimos nos los regalan». Como este aula del Uriarte existen 769 entre Jerez, Cádiz, Chiclana, San Fernando, Puerto Real, El Puerto y Rota. Por el momento se han distribuido un total de 20.250 portátiles. Pero pese al esfuerzo de la Consejería de Educación, todavía son muchos los alumnos que no disfrutan de las nuevas tecnologías. Una realidad ante la que los chavales del Uriarte se rebelan. «No es justo. O todos o ninguno». Ellos tendrían que dejar el suyo en Andalucía si se mudaran a otra comunidad autónoma.

Un nuevo lenguaje

Marta, María José, Ignacio, Lola, Álvaro... son los nombres propios de los que hoy se benefician de la revolución digital que convive en las clases con la tiza y la pizarra. Una nueva generación a la que hay que hablar y educar con su nuevo lenguaje: el de las tecnologías de la información, el software libre, los links, el ratón y las redes wifi. «Para nosotros es mucho más divertido. Y al mismo tiempo aprendemos». Los deberes con el portátil no son tan habituales, porque no todos los chicos tienen internet en casa. «Los profesores también tenemos que hacer de informáticos y sacar tiempo para nuestra propia formación». Los docentes reciben cursillos que abarcan desde el uso de los equipos hasta la elaboración de actividades a fin de lograr el máximo rendimiento de las herramientas. Pero Beatriz, que sonríe al ocupante de la primera banca, lo tiene un poco más fácil. «Iván es mi secretario TIC. Él me ayuda cuando algo falla en el invento».