Editorial

El socio chino

España debe acercarse a este país, pero pidiendo respeto por los derechos humanos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hoy concluye la visita de dos días a España del viceprimer ministro, y probable futuro primer ministro, de la República Popular China, Li Keqiang, que ha llegado a Europa acompañado por una delegación de cincuenta empresas de su país. En el curso de la visita, el mandatario chino ha mantenido intensos encuentros con la vicepresidenta Salgado, con el presidente del Gobierno y con el Jefe del Estado, además de haber presidido reuniones de su delegación con medio centenar de empresarios españoles. China y España establecieron en 2005 una Asociación Estratégica Integral durante la visita del presidente Hu Jintao; los nuevos acuerdos que ahora se han adoptado -una decena- se refieren al desarrollo de dicho protocolo. La trascendencia de la visita es grande desde todos los puntos de vista.En el terreno empresarial, Li ha expresado la confianza y el apoyo de su país a la economía española, y la delegación china ha firmado 16 acuerdos comerciales -12 de ellos con empresas privadas- por valor de 5.650 millones de euros; el 97% de esta cantidad corresponde a acuerdos con Repsol. En el terreno político, Li y sus interlocutores han examinado cómo fortalecer las relaciones bilaterales, que se inscriben en las que la UE mantiene con la potencia asiática. Y una vez más, el Gobierno chino ha mostrado su disposición a continuar adquiriendo deuda pública española y de otros países de la Eurozona.El creciente protagonismo de China en el concierto internacional explica por sí solo el interés de cultivar las relaciones con el gigante asiático, que ya es la segunda potencia económica y un actor de primer orden en la globalización. Ello no obstante, la democracia española tiene la obligación de recordar a la potencia asiática, en el tono más cordial posible, que nosotros creemos que el sistema de relaciones internacionales debe apoyarse en el pluralismo político y en el respeto a los derechos humanos. Y no cabe olvidar por tanto que China impidió el mes pasado a uno de sus ciudadanos, Liu Xiaobo, recoger el Premio Nobel de la Paz que le fue otorgado precisamente por su sacrificado activismo en esa dirección.