Opinion

Navidad, llega y se va

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Llegas con tus cantares de eterna esperanza y te vas sin voz, con las letras abandonadas, como esas hojas secas descolgadas de la rama. Llegas plagado de luces rojas para alumbrar las noches del mundo y te vas silenciosamente entre la tiznada oscuridad. Apareces como la diosa fortuna y te ausentas como ladrona de promesas partidas. Acudes con tu virginal aurora de luz y escapas como fugitiva pecadora de mentiras. Aparentas bondad en tu mirada, pero pronto cierras los ojos ante la fatídica realidad del pobre. Abrazas al necesitado en unas únicas noches de frío y le robas la manta en el resto del año. Llegas anunciando la muerte del año y te vas bendiciendo a otro que nace.

Así eres, llegas y te vas, pero nada cambia; sólo eres una espumosa neblina en la madrugada de lucecillas y cánticos tradicionales. pero nada más. De hecho, las fechas no son nada, sólo un vago número de frialdad austera.

¿Qué son las fechas sino motivos de recuerdos olvidados? Este ha sido el año en el que se ha conmemorado con énfasis el 50 aniversario de la alternativa en Ronda de Rafael de Paula, y el año en el que recordarán el centenario de Miguel Hernández, pero todo sigue igual. El toreo y el poeta: Paula y su toreo sigue presente y eterno en su ausencia; y Hernández y sus poéticas letras siguen (igual que ayer y mañana) labrando las tierras de la seca sensibilidad.

Y es que las fechas no son nada, pues la vigencia del tiempo radica en el puro sentimiento, y sin la verdad del sentimiento, el tiempo es una vana mentira que no merece ser ni contada ni vivida. Lo que sí marcan los hitos son sus protagonistas, por ello este año ha sido del torero y del poeta.

Y todos nos aferramos a que se vaya lo malo y que se quede y nos traigan lo bueno.

Y nos acordamos con compungida emoción y dolor de los que ya no están, y miramos con la misma emoción las miradas de los niños, y todo sigue igual. Sólo nos queda brindar y pensar en hacernos todos mejores personas, pues la Navidad, como se sabe, llega y se va.