EMPORIO DEL ORBE

SALUD Y CABALLAS

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Me siento obligada, gratamente obligada, a felicitarles las Fiestas. Este roce imaginario que se ha ido forjando, en poco menos de un año, ha hecho que se cree cierta intimidad entre nosotros. Es legítimo contagiarse por estas fechas de buenas intenciones, de deseos de felicidad y salud, y sin que me guste especialmente creo, y ya que cada vez todo tiende a ser más light, que la navidad es el momento de ponerse en imágenes lejanas, en gentes que jamás conoceremos y en paisajes que nunca habitaremos aunque en ocasiones estén a la vuelta de la esquina. Para algunos ésta es la hipocresía propia que destila diciembre pero aun así, bienvenida sea. Si pese a la vorágine en la que vivimos, encontramos algún elemento que nos haga albergar la esperanza de un mañana mejor, y que no nos impida mirar hacia otro lado y echar una mano, doy por bien empleados el discurso del rey, el interminable paté de cabracho de mi madre o las ñoñas felicitaciones que cada año recibo de El Corte Inglés. El año que comienza no va a ser sencillo, aun así creo firmemente que deberíamos mantenernos esperanzados. Esta misma noche, y en el programa Callejeros de la Sexta, se presentará desde Cádiz la caballa con fideos como una particular manera de celebrar la Nochebuena. Si los italianos toman lentejas, nosotros, y sin aspavientos, plantamos cara a la realidad con ingenio y con adaptación al medio. Quiero entender que echarle ingenio a la situación y adaptarnos a lo que hay pueden ser claves esenciales para no perder el tren del progreso y defender nuestro futuro. Tenemos la genialidad precisa y aunque nos falta cierta visión, podemos asumir el compromiso con esfuerzo y determinación. Levanto mi cuchara de caballas con fideos para desearle que tenga el año que quiera tener.