PAN PARA HOY

Usted

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Tengo una pregunta para usted, sí, para usted, no mire para otro lado. ¿Por qué no ser usted la, o el protagonista de este programa de dudas del pueblo llano? Antes de nada, me identifico, como si estuviéramos en el famoso programa de televisión. Soy Óscar Terol, 40 años -uno me quito para redondear-, casado, una hija, de profesión: cuentacuentos en diferentes medios. Ahí va mi pregunta: ¿Se sintió usted representada, representado, en la reunión que mantuvo Zapatero con los empresarios más importantes del país? Tómese su tiempo para responder, y hágalo en voz baja, o para sus adentros, porque si le ven hablando con una hoja del periódico le pueden sacar cantares. Déjeme que responda por usted, que creo que vamos a estar de acuerdo casi todos. Pues yo no, no sentí que esa tertulia de empresarios triunfadores tuviera relación alguna con mi existencia. Si el presidente del Gobierno se hubiera reunido con un grupo de autónomos o de parados elegidos al azar, igual me hubiera excitado alguna neurona, pero con los capos del sistema no me identifico, la verdad. Primero fue la inyección de dinero a los bancos para que no se desmoronara el imperio económico, y ahora, un masaje en la espalda a los jefes de los clanes para decirles que sus tronos no peligran. «Amigos empresarios, que no cunda el desánimo, todavía hay margen de beneficio para vosotros y vuestros herederos. La cosa está fea, pero se puede maquillar, incluso operar, si somos listos y nadie se va de la lengua por su cuenta y riesgo, aquí hay pastel para rato». Lógicamente, esto es una traducción al lenguaje de la calle, que es un dialecto del español más directo y preciso que el que utilizan los comunicados oficiales. Si usted no lo ha entendido, es porque habla el idioma de los personajes influyentes, es decir, de los que tienen mucho que perder. Será candidato a reunirse con los dueños de las 'S. A. gran reserva', en futuras terapias quitamiedos. De todas formas, en esta columna siempre tendrá un hueco; aquí no discriminamos a nadie, ni siquiera por su riqueza.