EL EMPORIO DEL ORBE

Alicia Pérez

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Si Alicia hubiese nacido justamente hoy y en Cádiz, ciento treinta y cinco años después de hacerlo en un aburrido pueblo inglés, su vida sería muy distinta. Como la que vivía en El País de las Maravillas, seguiría siendo una niña curiosa y llena de vida, que comería y bebería cuanto se le pone por delante por simple curiosidad. Nuestra Alicia va al IES La Caleta y, al igual que la que vivía en el cuento, le aburre leer, pero claro, al tener acceso a las mil opciones que le ofrece internet para divertirse, y es de esperar que también para aprender, lo sobrelleva mejor y jamás se ha quedado dormida bajo un árbol del parque Genovés. Alicia, pongámosle Pérez, asistió ayer jueves al mediodía, junto a sus compañeros y compañeras de clase, a una concentración en la plaza de la Catedral. Cantaron para mostrar su rechazo por la violencia que sufren millones de mujeres en el mundo, por un terrorismo que ya ha causado muchas más muertes en nuestro país que cualquier banda armada en los últimos tiempos. De todo esto se ha enterado hace poco aunque lleva días oyendo hablar del tema en la tele o en clase, incluso le han entregado un folleto que aún no ha leído. Lo que Alicia todavía no sabe es que, pese a su edad, y pese a sufrir una amenaza más invisible y a la vez más cruel que la que sufrieron su abuela o su madre, ya es más afortunada que ellas al contar con herramientas que la deben hacer más fuerte y menos vulnerable. De vuelta a casa y casi sin saberlo, Alicia las ha usado; ha dejado pasar de largo a un conejo blanco con chaqueta al que, y al menos por esta vez, no seguirá.