La presidenta y sus hijos velan el cadáver de Kirchner
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Argentina se une para despedir a Kirchner

Una multitud acude a la Casa Rosada para homenajear a su ex presidente y apoyar a Cristina Fernández

BUENOS AIRES. Actualizado: Guardar
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Una interminable multitud desfiló ayer ante al féretro cerrado del ex presidente argentino Néstor Kirchner, fallecido el miércoles de un infarto masivo. Con caras de congoja, la gente manifestó su respaldo a su viuda y jefa del estado, Cristina Fernández, que pasó largas horas junto al ataúd, recibiendo a mandatarios latinoamericanos, dirigentes políticos y sociales, deportistas y artistas.

La capilla ardiente se instaló en la Casa Rosada, sede de la presidencia, pero tanto la Plaza de Mayo ubicada enfrente, como las calles aledañas estuvieron colmadas de personas que formaban largas filas para dar el último adiós al fallecido líder del Partido Justicialista. Familias enteras con niños pequeños, jóvenes, viejos, trabajadores, hombres de traje y corbata que salían temprano del trabajo, todos confluyeron en la fila para despedir a su ex presidente.

Escoltada por sus hijos y su madre, Cristina Fernández irrumpió en la capilla ardiente una hora después del inicio del velatorio. Con gafas oscuras que no se quitó en ningún momento, aparecía triste pero entera, por momentos sonriente, agradecida por las muestras de afecto que recibía de los visitantes más ilustres y también del pueblo que caminaba respetuoso frente al féretro.

La presidenta se abrazó con la líder de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y hasta tuvo arrestos para consolarla. También consoló a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, muy emocionada. Las mujeres dejaron sus simbólicos pañuelos blancos sobre el ataúd. Cristina acariciaba cada tanto el ataúd y los pañuelos. Casi no se la vio llorar. Apenas mostró un gesto de emoción contenida.

Su fortaleza contrastó con la de una mujer desesperada que el día anterior rogaba a su marido que no se muriera, entre sollozos. Según los médicos que atendieron al ex mandatario, la presidenta viajó con Kirchner ya sin vida en la ambulancia que le trasladaba al hospital y en el trayecto le suplicaba: «No te vayas, por favor, no me dejes».

El primero de la dirigentes en llegar a la capilla ardiente fue Evo Morales, presidente de Bolivia. Para Morales, Kirchner, que era secretario general de la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur), fue «un defensor de la dignidad de toda Latinoamérica» y agradeció el respaldo que recibió de Argentina cuando una crisis política sacudió al Gobierno de La Paz. Luego fue el turno del ecuatoriano Rafael Correa, visiblemente conmovido. Correa había sido objeto de un respaldo en bloque de los mandatarios de Unasur, convocados por Kirchner y Fernández a Buenos Aires, hace menos de un mes cuando una sublevación policial a punto estuvo de derrocarle.

«El mejor homenaje que podemos hacer a Kirchner es ratificar nuestro compromiso de constituir la América unida con la que tanto soñó», declaró, antes de referirse a Kirchner como a «un inmenso latinoamericano;, un queridísimo amigo».

También acudieron sus colegas de Chile y Uruguay, Sebastián Piñera y José Mujica, acompañados de sus esposas. La viuda recibió a todos junto al féretro, los saludó afectuosamente y les presentó a sus hijos, Máximo y Florencia. Piñera resaltó que la muerte de Kirchner es «una gran pérdida para Argentina y para el continente» y luego manifestó su esperanza de que Fernández «tenga la fuerza para seguir liderando los destinos del país».

«Pieza clave»

Juan Manuel Santos, mandatario colombiano, fue otro que destacó las cualidades del fallecido como líder regional. Santos reveló en Buenos Aires que Kirchner fue «una pieza clave en el restablecimiento de relaciones entre Colombia y Venezuela», selladas recientemente en un proceso que describió como «muy favorable» para los dos países.

Al cierre de esta edición, también se esperaba la llegada del brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, que para poder viajar canceló su presencia en el acto de clausura de las campaña de su candidata, Dilma Rousseff, favorita para las elecciones del domingo. También viajaron hasta Buenos Aires el venezolano Hugo Chavez y el paraguayo Fernando Lugo.

Otro que estuvo presente en la Casa Rosada fue Diego Maradona. El ex seleccionador había recibido un manifiesto apoyo de Kirchner y su esposa cuando volvió derrotado de la Copa del Mundo de Sudáfrica. El ex presidente incluso lo recibió en su residencia en visita privada. «Argentina perdió a un gladiador, un tipo que nos sacó del pozo», le describió 'el Pelusa', y ofreció su apoyo a Cristina «para lo que necesite».

La Confederación General del Trabajo movilizó a miles de sus integrantes hasta la Plaza de Mayo, en una expresión de apoyo pero también de poder ante el nuevo escenario.