PAN Y CIRCO

SOBRE RUEDAS

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Quién ha dicho que estamos en crisis? ¡Si este país va sobre ruedas! Jorge Lorenzo y Toni Elías, campeones en sus respectivas cilindradas del Mundial de Motociclismo, y Marc Márquez, Nico Terol o Pol Espargaró esperando culminar el triplete español; Fernando Alonso, metiéndole el susto en el cuerpo a los Red Bull, que han demostrado ir con una marcha más en la mayoría del campeonato; y Óscar Freire, dando recitales en París, enseñando cómo ganar carreras en solitario, sin la ayuda de un equipo que te lleve en parihuela hasta el último kilómetro y teniendo que jugarte el tipo para remontar después de recibir codazos que tienden a empujarte más hacia las vallas que hacia la meta. Pero da lo mismo. Cuando el cántabro está en forma, da lo mismo hacia donde sople el viento. Es un huracán que colecciona victorias. Como el motociclismo español. 34 títulos lleva ya. Y los que quedan. La verdad es que así da gusto hasta madrugar los domingos para ver las carreras. Más allá del típico morbo por ver si Lorenzo saca los pies del tiesto, de la sana curiosidad de saber con qué excentricidad nos va a sorprender el gran Valentino Rossi, lo cierto es que el motociclismo está calando cada vez más en el pueblo, esa palabra que está tan de moda debido a las aventuras y desventuras de nuestra 'genuina' princesa. Es obvio que las victorias ayudan, y mucho, a este proceso de captación de aficionados a los deportes sobre el asfalto, pero España lleva tiempo fabricando estrellas en los garajes. Ahí radica la gran diferencia respecto a otras épocas. En el conocimiento de la máquina. Siempre han existido pilotos rápidos, pilotos fiables, especialistas en correr bajo la lluvia. pero ahora los mejores son aquellos que manejan su herramienta de trabajo con mayor procesión. Por eso Fernando Alonso es tan respetado y admirado entre sus colegas. Por eso Rossi es el mejor de todos los tiempos. Y por eso Marc Márquez será algún día campeón del Mundo de MotoGP.