PINCHITO MORUNO

ANSIEDAD REAL

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El Rey estaba el viernes especialmente contento. Don Juan Carlos y Doña Sofía recibieron el cariño de la gente de San Fernando y de otros puntos de la Bahía de Cádiz que se habían congregado masivamente para festejar el día magno de la celebración del bicentenario en La Isla.

Don Juan Carlos, con tanto levantar la mano para saludar, llegó a la recepción real con un poquito de hambre y por lo visto, y según me cuentan varias fuentes, no de ensaladilla, sino de las que saben las verdades, cuando vio acercarse la primera ración de tortillitas de camarones dijo con la elegancia que le caracteriza: camarones a órdenes y la quinta brigada de tortillitas de camarones del Catering del Faro, que sirvió el ágape, se preparó para morir por la patria como sólo los camarones de estero saben hacerlo. Luis Núñez, uno de los hombres que más saben de hostelería en la provincia de Cádiz y que dirije el catering, se acercó a don Juan Carlos con rapidez porque doña Sofía ya había dicho que «está esmayaíto», y el Rey, que nos ha demostrado cuando ha hecho falta que es un tío echao palante, se tiró al pilón con gran rapidez para hacerse con una tortillita que tenía el perejil en el sitio justo. Pero tal era el hambre que tenía el monarca, tan ansioso estaba por meterle mano al plato, que se quemó el pobre mío al coger la tortillita, según cuentan varios testigos presenciales. Afortunadamente no hubo ningún pelota que se le acercara a don Juan Carlos a echarle aire en el deíto y con el deo quemao, se jamó dos o tres tortilitas con singular pericia demostrando que es un hombre de Estado. Su Majestad también se interesó durante el ágape por unos daditos de urta que se presentaron en estado de fritura y por lo visto los atacó por el flanco izquierdo causando bajas a discrección en la fuente. Aquí acompañó la operación con un fuego a discrección de piquitos, en una sutil maniobra de distracción.

No es la primera vez que don Juan Carlos muestra su cariño hacia estos dos gaditanos de pro y por lo visto cada vez que viene por la Bahía muestra su predilección por ellos. Siempre me ha parecido una gran persona y me alegra coincidir con él en que el mejor estado de la urta es en fritura, con perdón de a la roteña. Qué alegría que su Majestad probara el pescao frito en su visita a San Fernando. No se debe olvidar que la ciudad conmemora este año los 200 años del comienzo de los trabajos de la Constitución del XII, pero también cumple 200 años en la ciudad el freidor El Deán y tan magno acontecimiento también merece, por lo menos, un desfile... Cuánto daría yo per ver a un regimiento de choquitos desfilando por la calle Real y terminando en un gran cartucho gigante con el lema «1810, cuando La Isla fue un freidor». Felicidades, San Fernando.