Imagen del vídeo donde un etarra lee un comunicado de la banda. :: AFP
ESPAÑA

El Gobierno ignora el comunicado de ETA

El líder de la oposición reitera que la única noticia que espera es la del abandono definitivo de las armas El Ejecutivo hace caso omiso del último intento de la banda para forzar una nueva negociación

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

José Luis Rodríguez Zapatero recibió el último comunicado hecho público por ETA con la mayor de las indiferencias. La participación del jefe del Ejecutivo en un acto público, dentro de la campaña del PSC para los comicios catalanes, se prestaba para dejar constancia del ánimo con el que se enfrenta a los últimos intentos de la banda por hacer valer su alto el fuego. Pero no dedicó ni un minuto al asunto.

Fuentes del Gobierno señalaron que no hay nada de nuevo respecto al comunicado de hace apenas quince días y que, por lo tanto, el texto dado a conocer a través de los diarios 'Gara' y 'Berria' no merece una contestación.

La postura es milimétricamente idéntica a la del primer partido de la oposición. El Gobierno insiste en que no espera de la organización terrorista más comunicado que el que anuncie el abandono de las armas. Sin embargo, Mariano Rajoy sí se molestó ayer en volver a recordarlo. Durante un mitin en Antequera, el presidente del Partido Popular ratificó que el llamamiento de ETA a la comunidad internacional para que se implique en la resolución del conflicto, y su agradecimiento a los firmantes de la Declaración de Bruselas presentada por Brian Currin, es inane. «No nos vale; el único comunicado de ETA que nos interesa es aquel en el que diga que se disuelve y que se acabó el terrorismo», señaló el líder de la oposición.

En su anuncio, la organización criminal ni siquiera se compromete con los principios de la citada declaración, suscritos por cuatro premios Nobel de la Paz y la Fundación Nelson Mandela. No plantea una tregua «permanente y verificable». Simplemente, se abre a «analizar» la toma de ciertos pasos para alcanzar una «solución democrática». De ahí que en Moncloa se apresuraran a asegurar que todo sigue igual y que la política antiterrorista que ha llevado a la detención de la cúpula de Ekin sigue en pie. Y en sintonía, el jefe de la oposición expresó su «apoyo a la Policía, a la Guardia Civil y a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado».

El consejero de Interior del Gobierno vasco, el socialista Rodolfo Ares, se encargó también de enfatizar este mensaje y, en la cadena Ser, aseguró que el Gobierno de Patxi López considera «absolutamente insuficiente» el nuevo movimiento de ETA y que es necesario que todos los partidos se muestren prudentes y unidos en la «máxima exigencia» a la organización criminal. Ares admitió que el presidente del PSE, Jesús Egiguren, es «más optimista» que el resto en sus análisis sobre la voluntad última de la banda, pero aseguró que tampoco se mueve de ese requisito de exigencia.

Ausencia de conmoción

En realidad, el escrito de la organización terrorista apenas conmovió a nadie, salvo al brazo político de la banda. El PNV también advirtió, a través de su presidente en Vizcaya, Andoni Ortuzar, que las cosas siguen como estaban. En lugar de responder a la organización violenta, el dirigente nacionalista se dirigió al los representantes de la llamada izquierda 'abertzale' para reclamarles que se «emancipen de ETA y se liberen de ese secuestro en el que han estado todas estas décadas perdidas para la política y para Euskadi» y si dan ese paso, dijo, su partido les tenderá la mano.

Lejos de esa desvinculación, Batasuna saludó cordialmente en una nota el comunicado de la banda armada, que calificó como «un nuevo paso» que demuestra que «los actores vascos» se encuentran en «un proceso de paz y democrático de carácter irreversible».

Pero ni siquiera Eusko Alkartasuna secundó esta interpretación. Su secretario general, Pello Urizar, aceptó que desde ETA se están dando «pasos», pero señaló que el escenario actual es aún «insuficiente». Eso sí, defendió que los anuncios de ETA deben ser considerados como «punto de partida» de un camino hacia la paz que, aseveró, «no tiene marcha atrás».