Ciudadanos

El consumo sigue en horas bajas y se enfrenta a un otoño negro

El aumento del paro y la inestabilidad laboral mantiene a raya el gasto de los gaditanos, que han decidido ahorrar hasta en productos básicos

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

No había fecha mejor. Sin duda, al que se le ocurrió subir el IVA con el inicio de las rebajas y de la temporada alta de veraneo se merece un premio. El aumento de los precios apenas se ha dejado notar en el bolsillo, ni siquiera en las conversaciones en el supermercado. Durante los meses previos se aprovechó el efecto llamada con una mejora en las ventas de coches y de pisos. Los primeros conseguían resultados un 32% superiores y los promotores le daban salida a un 34% más de viviendas, al menos durante junio. Pero el gran batacazo llegó muy al inicio del verano. Las grandes inversiones domésticas -hipoteca y vehículo- cayeron en picado y el consumo se volvió a resentir.

Ahí están los indicadores económicos que publicó el INE antes de despedir agosto para recordarlo. El último dato del IPC en Andalucía, que corresponde a julio, fue negativo, lo mismo que el índice de comercio al por menor (ICM). Ambos vienen a decir que el gasto de los hogares se mantiene débil y no acaba de arrancar. Un escenario que resulta aún más preocupante cuando en el resto de la Zona Euro se empieza a apreciar la recuperación.

Septiembre no es por lo general un mes inflacionista. La vuelta al cole, la toma de conciencia de lo que se ha gastado en las vacaciones y las facturas extra del recibo de la tarjeta de crédito frenan el consumo. Lo sufre el ocio y devuelve al gaditano a hábitos más caseros. Los últimos días de calor cambiará la barra del chiringuito por la cerveza de casa y las cenas en la terraza del bar por la película de videoclub.

A la dinámica de otoño hay que añadirle la previsible subida del paro por la finalización de los contratos temporales y la aprobación de la reforma laboral que mantiene divididos a los agentes sociales, con huelga general incluida. Más que crudo, el otoño se presenta negro.

El gerente del Colegio de Economistas de Cádiz, Javier Fernández, considera que «esa sensación de inseguridad que generan los vaivenes del desempleo y del cambio de normativa no sólo influye en el asalariado, sino en el propio empresario a la hora de hacer contrataciones». En este caso, no pretende hacer una valoración pesimista, pero es consciente de que «el sentir general es el de haber tocado suelo».

Fernández asegura que septiembre se presenta con una contracción mayor del consumo. «El periodo de vacaciones siempre lleva a engaño en las comparaciones, porque el comportamiento se altera. Se tiende a salir más de casa y cae la factura de la cesta de la compra. Pero todo eso cambia ahora», insiste.

Las grandes superficies, que junto con los pequeños comercios han visto recortar su volumen de negocio un 4,8% en Andalucía, verán aumentar las ventas. Y serán los hipermercados los que perciban -de forma más directa- ese cambio de dinámica. «Hay que tener en cuenta que ellos son los principales distribuidores de marcas blancas y cuentan con todo tipo de productos».

En el otro extremo se sitúa la venta de vestidos y calzados. Tras el fiasco de las rebajas -con un descenso del 16% respecto a campañas anteriores-, el comercio gaditano se plantea estrategias diferentes. Así afronta el nuevo curso, en el que apostará por encandilar al cliente. El presidente de la Unión de Comerciantes de Cádiz (UCC), Salvador Muñoz, ya ha planteado la posibilidad de recortar los días de descuentos para hacerlas más rentables.

Y finalmente los hoteleros, a los que les espera un otoño árido, les tocará ejercer de hormiga y vivir de lo recaudado a lo largo del verano. Durante las vacaciones han generado un volumen de negocio similar a fechas anteriores a la crisis y de hecho, el presidente de la patronal Horeca, Antonio de María, llegó a declarar que «el turismo no está en crisis, sólo afectado por los efectos de una recesión económica que influye en el gasto en hostelería». También lo tendrán complicado los fumadores. No sólo porque no podrán encender un cigarrillo en un local público a partir de enero, sino porque no dejan de subir los precios.