Momento de la realización de una de las catas en el camposanto puertorrealeño. :: A. JUNCAL
PUERTO REAL

El proyecto para la exhumación de la fosa común estará a fin de mes

Los arqueólogos ultiman los estudios que, con posterioridad, se presentarán ante las administraciones competentes

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Es cuestión de semanas. El presidente de la plataforma puertorrealeña por la Recuperación de la Memoria Histórica, Social y Política, Francisco Aragón, mostraba ayer sus esperanzas en que «cuando termine agosto» esté finalizado el proyecto que llevan a cabo los arqueólogos para una futura exhumación de restos en la fosa común de la Guerra Civil hallada en el cementerio local.

En la segunda de las catas realizadas en una de las calles el camposanto se identificaron un brazo, las costillas, la pelvis y la cabeza del fémur de una persona, acompañados de un llamativo nivel de cal, que ya hacía pensar en un enterramiento masivo. Más abajo aparecían restos de un pie de otra, junto a lo que se podría conservar de un zapato. En el tercero de los sondeos emergieron restos de un cráneo. Más abajo se destapó otro, parte de un hombro y otra suela de calzado. La cata se cerraba con un húmero y parte de una clavícula, antes del definitivo casquillo de bala de un fusil Mauser de la época.

En el mismo momento del descubrimiento, el portavoz de la Memoria Histórica comunicaba a las organizaciones de la plataforma la próxima mira: «Empezaremos a realizar los trámites necesarios para la exhumación, esperando que no sea en muy largo plazo», anunciaba.

El especialista de la delegación provincial de Cultura, Alfonso Pando, ya era cauto entonces. Adelanta que el siguiente paso debería ser una «excavación en área», para recuperar el «registro posicional». Pando marca los tiempos : «Primero habría que hacer una recuperación, luego la constatación, y finalmente la exhumación».

La prueba de ADN

Prudente, el arqueólogo explica que para confirmar si los huesos se corresponden con fusilados puertorrealeños, habría que recurrir al ADN, algo que ya adelanta que supondría «un gasto muy alto».

El camino puede toparse con otra incertidumbre: «Sabemos quiénes fueron los fusilados, pero si no existe documentación, no se sabrá si se corresponden con los del pueblo, o de ciudades vecinas», avanza.

Pando aclara que en la primera fase no se planteaba la extracción de los restos. «Sólo informar», refuerza, aunque deja una puerta abierta a profundizar en el futuro, ya que, según asegura, «se insinúan otros espacios con restos de cal», lo que le lleva a inducir que «puede haber más cuerpos».

Por orden expresa tanto del forense como del propio arqueólogo, la fosa se volvió a tapar con tela de 'geotextil'. Para Pando, el trabajo estaba concluido. Memoria Histórica confía en que sólo sea el primero de los pasos.