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Apoyo a su candidata después de la 'jornada laboral' y los fines de semana

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Por primera vez en treinta años, Lula no se postulará a ningún cargo en las elecciones de octubre. Pero su figura omnipresente es el eje de la campaña. La candidata del oficialismo, Dilma Rousseff, trata de pegarse al presidente y su principal rival, el opositor José Serra, procura atacar a su oponente sin criticar al presidente, que finaliza su segundo período de gobierno con una popularidad del 86%.

Lula fue elegido diputado en los años 80 y fue tres veces candidato a presidente hasta que fue electo en 2002 y 2006. La ley le impide presentarse a un tercer mandato consecutivo y él mismo eligió a Rousseff, que fue hasta hace poco jefa de la estratégica Casa Civil, como la funcionaria mejor preparada para continuar con su política. Para ella es todo un desafío. Nunca se había postulado para un cargo electivo y como primera vez le toca ir por el premio mayor.

Las últimas encuestas señalan que la candidata del Partido de los Trabajadores (PT) y Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), están empatados en torno al 39%. Les sigue Marina Silva, ex ministra de Medio Ambiente de Lula y candidata del Partido Verde, que sumaría el 10% de respaldos. Si ninguno llega al 50% el 3 de octubre, habrá segunda vuelta.

Consciente de su inexperiencia en campañas, Rousseff acata los consejos de sus asesores y admite que para los temas que no domine tiene un gran equipo de trabajo. Serra, que fue ministro de Salud, alcalde de Sao Paulo y gobernador del Estado paulista, le reprocha su condición de «paracaidista».

Lula enfrenta seis procesos legales por violar las normas que le impiden hacer campaña. Pero lejos de amedrentarse, el mandatario ha redoblado la apuesta. Dijo que apoyaría a Dilma a partir de las 6 de la tarde, cuando termina su 'jornada laboral', y los fines de semana. O sea, que aún sin ser candidato, vuelve a ser protagonista.

Todos saben que la fórmula de la victoria pasa por la continuidad en las políticas de Lula. Rousseff promete profundizar y consolidar los programas de ayuda social, mejorar la inversión en educación y también reducir las tasas de interés y los impuestos.

Serra no se opone a la ayuda social que puso en marcha el actual mandatario para los más pobres y sugiere ampliarla, dar becas a estudiantes de escuelas técnicas y multiplicar las obras públicas a fin de crear empleos y modernizar la infraestructura.