DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

INCOMPETENCIA

No están reprobando la actitud de estas bodegas de Jerez, están situando al borde del precipicio el modo de vida de 10.000 familiasLa Junta ha ofrecido a sus empleados de Justicia trabajar horas extra por la tarde; quizá debería haberlo hecho con parados

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Definitivamente, nos ha mirado un tuerto. No hace falta que yo les explique la trágica situación económica por la que atraviesa nuestro país; de todos es conocido también que el Marco de Jerez no pasa por sus mejores tiempos, más bien todo lo contrario; y a estas se presentan nuestros amigos de la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) con una facturita de casi siete millones de euros. El golpe ha sido duro, tan duro que pone en serio riesgo la supervivencia no sólo de algunas de las bodegas afectadas, sino del propio Consejo Regulador y de la patronal Fedejerez. Es cierto, simplificando mucho la cosa, que los operadores del sector hicieron algunas fullerías, pero no es menos verdad que el castigo que se les ha impuesto es absolutamente desproporcionado. Para empezar, el informe de la CNC trata el asunto como si de la mafia napolitana se tratase, utilizando en todo momento el término «cártel». Está redactado de tal forma que Ben Laden parece Santa Teresa de Jesús comparado con los bodegueros jerezanos. Pero el verdadero trasfondo de esta historia subyace en conocer las razones que llevaron a las más importantes bodegas del Marco de Jerez a pactar una serie de acuerdos sobre precios con el consentimiento del Consejo Regulador y la propia patronal. ¿Por qué? Un buen amigo mío, periodista para más señas y que sabe de esto mucho más que servidor, me dice que gracias a esos pactos el sector está vivo todavía, herido grave sí, pero vivo. Dichos acuerdos se dieron entre 2001 y 2008 y propiciaron durante una primera parte de este periodo, un aumento del precio del vino de Jerez destinado a las marcas blancas y en su mayor parte a la exportación. La consecuencia, no cabe duda, fue un mayor nivel de ingresos para las bodegas y por tanto un empujón hacia adelante al Marco de Jerez. Se antoja fundamental que sean las propias bodegas las que expliquen las razones que les llevaron a tomar esta determinación, más allá de un mero afán de enriquecimiento. El director general de Fedejerez, Bosco Torremocha, señaló el viernes que «algún día podrán contar sus motivaciones». ¿Qué les impide hacerlo ahora? ¿Mayores represalias, quizás? Una segunda pata de esta historia nos traslada al enfrentamiento histórico de Ruiz-Mateos y el Marco de Jerez. No debe pasar por alto que fue el Grupo Garvey, propiedad de Nueva Rumasa, el que con más premura se prestó a colaborar con las autoridades con respecto a este berenjenal. Lo hizo al verse, probablemente, lesionado en sus intereses y, como consecuencia, ha quedado exento del pago de la famosa multa. Todo parece, por tanto, un tremendo juego de incompetencias, aunque la más escandalosa es la de la Comisión Nacional, cuyos responsables actúan como auténticos ayatolás poniendo todos los ceros posibles a las sanciones y olvidando que no están reprobando la actitud de estas bodegas de Jerez, están situando al borde del precipicio el modo de vida de 10.000 familias, que todavía comen gracias a este negocio. El asunto va a llegar a los tribunales, Fedejerez ya ha anunciado un recurso ante la Audiencia Nacional, pero todo hace indicar que aún así las firmas multadas junto con la patronal y el Consejo Regulador tendrán que depositar el dinero que les reclama la CNC o avales bancarios en el mejor de los casos para poder defenderse legalmente de este atropello. En todo esto sólo hay un aspecto positivo, el apoyo sin fisuras de las administraciones al sector. Mañana mismo, la consejera de Agricultura, Clara Aguilera, se reúne con representantes de la Casa del Vino para analizar las formas existentes de frenar este golpe sin precedentes recibido por el vino de Jerez. Me temo que algunas bodegas no podrán llegar al final del proceso y caerán por el camino víctimas de la crisis y de la puntilla de la CNC. Me aventuro a decir también que las más fuertes o inteligentes -que ojalá sea una inmensa mayoría- podrán darle la vuelta a esta injusticia. Allí estaremos para brindar por ello y después mandarles una cajita de vino de Jerez a los señores de la Comisión Nacional de la Incompetencia.