:: FOTOS: FRANCIS JIMÉNEZ
CÁDIZ

Baños de estranjis

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Siete kilómetros de playa parecen suficientes para una ciudad de 128.000 habitantes, por más que en verano se incorporen unos miles más. Y sin embargo, la playa es como el aparcamiento o el ultramarinos: todo el mundo quiere tener uno a la puerta de su casa. Tampoco sería tan difícil, en vista de que Cádiz es prácticamente una isla rodeada de mar por todos sus costados. Sin embargo, el mantenimiento de una playa no es económico y mucho menos, dotarlo de servicios y personal de calidad.

Aun así, en los últimos años han surgido voces pidiendo que se creen tres nuevas playas en la ciudad: una en la Alameda, otra bajo el baluarte de San Roque y una última en Puntales. Curiosamente, cada propuesta sale de un colectivo o administración diferente y cada una ha alcanzado un grado distinto de madurez.

La playa de la Alameda fue una propuesta de los concejales socialistas que el equipo de Gobierno municipal acogió con frialdad, rayando en la indiferencia y casi en la burla. La Demarcación de Costas en Andalucía-Atlántico llegó a contratar, en agosto de 2006, una asistencia. El estudio costó casi 30.000 euros, pero nunca se llegaron a conocer sus conclusiones, que tenían que haberse hecho públicas en el año 2007.

Semanas más tarde, los concejales socialistas señalaron públicamente que renunciaban a ese proyecto por falta de viabilidad técnica. Esa fue la última noticia que se tuvo sobre el asunto.

Otro proyecto difícil

Y si no se veían las posibilidades de la Alameda, también hay quien duda de que se pueda crear una nueva playa bajo el baluarte de San Roque (zona del instituto columela). Así estaba contemplado en el proyecto del Ministerio de Medio Ambiente. Y los recelos vienen de que se trata de una zona muy expuesta a los temporales. De hecho está mucho más próxima al Campo del Sur (antiguo paseo del Vendaval). Si ya la playa de Santa María tiene grandes dificultades y necesita de mayores aportes de arena que La Victoria, por ejemplo, una cala artificial en esa zona conllevaría mayores cuidados si cabe.

El pasado invierno una de las grandes damnificadas por las fuertes lluvias fue precisamente Santa María. Sólo por dar una idea, el agua y el viento hicieron que en la base de la escalera de caracol quedara al descubierto. La arena parecía haberse evaporado entre los grandes bloques de piedra y eran más que manifiestos los desniveles.

Recuperar el baño en Puntales

El tercer proyecto es el de la playa de Puntales. Los vecinos del barrio consideran que no se trata de una nueva petición, sino de una «restitución» de lo que ya existía. Puntales ya tuvo una zona de baño en su día, como rememoran muchos de los residentes.

«Yo llevo aquí 54 años y me acuerdo de que nos bañábamos ahí mismo», dice José María Cabañas mientras señala la zona cercana al fuerte de San Lorenzo.

Y es que como explica el presidente de la asociación de vecinos, José Manuel Hesle, antes de que se hiciera el paseo marítimo existía un perfil irregular en el que había acumulación de arena en algunos puntos. «Cuando se construye el paseo, se avanza sobre el perfil anterior, se regulariza, pero ya ha vuelto a aparecer la arena en algunos sitios», comenta Hesle.

El representante de los vecinos confirma que la insistencia de muchos de los que habitan en el barrio es constante: «Me preguntan que cuando Puntales va a conseguir su playa». De hecho, la iniciativa ya está contemplada en el vigente Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y el futuro, que ya se ha aprobado provisionalmente.

¿Y qué dicen las administraciones? «No dicen que no, pero es que ha habido que hacer muchas cosas antes, como el paseo nuevo y el centro náutico; ahora mismo sí es posible». El proyecto de la playa de Puntales está ligado al de nuevo centro náutico. Hesle asegura que ya existe un informe favorable por parte de Costas y que la petición se recoge también en las alegaciones presentadas al nuevo club náutico de la Bahía, que engloba una nueva entidad y los pantalanes del edificio que acoge las instalaciones municipales y el club Alcázar.

El Ministerio de Defensa también tiene algo que decir al respecto, porque mantiene un varadero todavía activo. «Me consta que la disposición de Defensa es irse integrando en la ciudad», agrega Hesle. De hecho, este departamento ha mostrado su interés en los últimos años en la adaptación.

Mientras se dan pequeños pasitos en el camino burocrático, los vecinos no quieren renunciar a su playa, aunque ésta se limite a unos escasos metros de arena. Por eso, Ismael y Antonio, dos hermanos que trabajan en el bar del club náutico se pusieron manos a la obra y construyeron una pequeña escalera hecha con baldosas y algo de cemento. «Es para que los chiquillos puedan bañarse y para que bajen las señoras», resume Ismael, mientras barre la terraza del local. Pero claro, haría falta una barandilla, para que algunas personas mayores accedieran con mayor seguridad. A partir de las cuatro de la tarde (depende de cómo esté ese día la marea) comienzan a llegar los primeros bañistas. Hay quien no duda, incluso, en plantar una sombrilla, arriba, sobre el asfalto o en bajar con la toalla a la arena.

Vecinos como Francisco García Piña sostienen que el agua suele estar limpia, sobre todo cuando el mar está en calma. «Cuando la marea está alta llega hasta el quinto escalón y entonces hay que bregar con los chiquillos y ayudarlos a bajar», agrega este vecino que vive en Puntales desde hace menos de dos años.

Las barcas están a escasos metros, pero cuando el calor aprieta, no hay quien se resista al agua. La alternativa es acercarse hasta la playa Victoria. Son al menos 15 ó 20 minutos caminando bajo un sol abrasador. «Y hasta ahora, ninguno nos hemos muerto», subraya José María Cabañas.

En un extremo u otro de la ciudad, la playa está íntimamente ligada a la vida en la ciudad. Vecinos, administraciones y colectivos sociales no dejan de plantear iniciativas para ampliar la extensión de la zona de baño a la espera de que alguna prospere.