EL LABERINTO

El examen de los bancos

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Los resultados del examen al sector bancario europeo han sido excelentes. El mercado puede respirar tranquilo y volverá, sin duda, a recuperar toda la confianza perdida. En los tests de estrés, los bancos del continente han demostrado que tienen recursos suficientes para afrontar pérdidas en supuestos casos de crisis y turbulencias financieras, incluida la que estamos pasando. ¿O ya la hemos superado, y algunos no nos hemos enterado? La salud del sistema financiero está absolutamente garantizada, ya que no otra cosa se puede deducir del hecho de que solo haya 7 suspensos a una prueba a la que se presentaron 90 entidades. Solo un 7,7% de fracaso.

Realmente todo un éxito del sector. Sin embargo tengo que admitir que mi experiencia docente me hace desconfiar de la bondad de cualquier tipo de examen que, finalmente, haya sido aprobado por todo el mundo. Naturalmente puedo estar equivocada a este respecto. Al fin y al cabo, los grandes gurús y expertos en la materia han determinado que, en nuestro país, la excelencia del sistema educativo se debe medir en porcentajes de aprobados. Incluso sabemos que se pretende incentivar a los docentes para que logren superar las ya magníficas cotas de excelencia académica que tenemos, esto es, para que aumenten el número de aprobados entre sus alumnos. Volviendo a trasladar la cuestión al sistema financiero, quizás podría establecerse un cierto paralelismo entre el referido incentivo educativo con la, sin duda estimulante, medida que supuso la inyección de miles de millones de euros que el Estado, con los fondos públicos, transfirió no hace demasiado tiempo a las entidades bancarias.

Supongo que la medida ha tenido algo que ver con el éxito registrado en el examen realizado para probar la resistencia de los bancos. Aunque siempre quedan los que ni por esas aprueban. De los 7 suspensos, 5 son españoles. Todavía no se ha anunciado la fecha del examen de repesca. Mientras tanto, esas entidades necesitarían otra inyección de unos 2000 millones de euros para sanearse, o lo que es lo mismo, más préstamos del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, el ya famoso FROB. A lo mejor, los cateados requieren algo más que goteros permanentes de urgencia y que, definitivamente, se aborden las causas profundas del fracaso.