MUNDO

Un intercambio de novela negra y cine de postguerra

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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El canje de ayer no sólo está calcado de los que tenían lugar durante la guerra fría, sino también de los evocados en la novela negra y en el cine. El despliegue en el aeropuerto de Viena hacía recordar la escena de la película 'Temporada muerta' (1968) del cineasta ruso ya fallecido Savva Kulish, cuando el piloto estadounidense Francis Gary Powers, derribado en 1960 sobre los montes Urales durante un vuelo de reconocimiento, es intercambiado por el espía soviético Rudolf Abel (William Fischer).

Ambos fueron entregados a mitad del puente de Glienicke, sobre el río Havel, frontera entonces entre el Berlín Oeste y Postdam, en la desaparecida RDA (República Democrática alemana). El canje real que rememora el largometraje tuvo lugar el 10 de febrero de 1962.

Recuerdos parecidos suscita la bella e imperial Viena y, más en concreto, 'El tercer hombre' de Carol Reed de 1949, basada en la obra homónima de Graham Greene y copiada de la vida de Kim Philby. Orson Welles y Joseph Cotten se mueven por una ciudad destrozada tras la Segunda Guerra Mundial y dividida en las cuatro zonas de ocupación (estadounidense, soviética, británica y francesa). En ella pululaban ya los espías soviéticos y occidentales que después se enfrentarían sin piedad en la guerra fría.

El historiador austriaco Siegfried Beer relataba ayer a la BBC que Viena se convirtió ya en centro del espionaje internacional mucho antes de que comenzara la Primera Guerra Mundial. La afluencia de agentes aumentó después de 1955, cuando el país pasó a ser país neutral.

«Mientras no espiaran contra Austria, los dejábamos tranquilos», afirma Beer, que dirige el Centro de Inteligencia, Propaganda y Seguridad de Austria. Según sus palabras, «todos los servicios secretos que funcionaron durante la guerra fría tienen actualmente su presencia aquí», entre unos 2.000 y 3.000 agentes. Beer, no obstante, puntualiza que ahora lo que pita ya no es el espionaje político sino el industrial.