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Cameron levanta a la fuerza el pie del freno a la inmigración

Sus socios de gobierno y los empresarios británicos le obligan a otorgar hasta abril 24.100 visados de trabajo a extranjeros no europeos

LONDRES. Actualizado: Guardar
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El primer ministro británico, David Cameron, quiere controlar la inmigración limitando la entrada a Reino Unido de extranjeros no europeos, pero ha sucumbido a la presión de su Gobierno de coalición y los líderes empresariales en el primer paso encaminado al cierre parcial de las fronteras. Desde esta semana y hasta el próximo abril, Londres garantizará 24.100 visados de trabajo a personal especializado que tenga asegurado un puesto en el país, lo que supone una reducción de 1.300 permisos respecto a los concedidos el año anterior. La restricción es insignificante frente a los 300.000 no europeos que emigraron al país isleño en 2008, según las últimas estadísticas oficiales.

Este cupo de entrada a Reino Unido es provisional e inferior a las expectativas creadas por el Partido Conservador antes de las elecciones del pasado mayo. Durante la campaña, Cameron prometió situar la migración neta en «decenas de miles» en los primeros cinco años de un gobierno 'tory'. La meta parece apuntar todavía hacia el nivel en torno a los 50.000 individuos registrados en la década de los años noventa, frente a la migración neta de 142.000 estimada en 2009.

El primer ministro ha extraído una importante concesión de sus socios liberaldemócratas, que ahora aceptan la imposición de un límite anual en la concesión de visados de trabajo aunque todavía difieren en la cifra y la forma de aplicarla. El partido de Nick Clegg también ha renunciado a su promesa de regularizar la inmigración ilegal de largo plazo, con una amnistía a los 'sin papeles' similar a la que propone el alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson.