AL PALo, por francisco molero

Sin mercancia

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El fútbol-base de la ciudad es uno de los movimientos asociativos más numerosos. Sus responsables son al mismo tiempo educadores en valores a través del deporte. Quiero pensar que ya no es una escuela de contra-valores, y que los niños no son mercancía para sus padres y entrenadores. No se puede vivir en los «mundos de Yupi» pensando que los padres no sueñan con un Messi o Ronaldo en casa, que les libere de hipotecas y letras varias.

Otra cosa es que desde los clubes se incentive el resultadismo por encima de enseñanzas básicas como el respeto al rival (nunca enemigo), el binomio esfuerzo-recompensa o la solidaridad en un grupo (vestuario). Ejemplos en este tejido asociativo hay muchos, en ambos extremos.

En un sentido positivo, habría que reconocer en una Gala del Deporte, o en un encuentro más allá del meritorio Trofeo Manuel Deportista, la labor de hombres como Diego Osorio, del Distrito La Granja, cuya abnegación y derroche de fuerzas diario le ha hecho creador del único trofeo de cantera para «el héroe vulnerable», Antonio Puerta, el jugador del Sevilla fallecido en acto de servicio.

Y no se juega en Sevilla, sino en Jerez, siendo la final cada mes de mayo. Sombrerazo.

Otros nombres propios en este sentido: Miguel y Chano, de la Sociedad Deportiva Mundo Nuevo, o Pepe Castro, de la Federación Jerezana de Fútbol. Y, desde el palco de arriba, Rafael Maraver, último presidente del extinto Flamenco C.F. Luego, hay clubes y clubes, los hay señeros, rigurosos, como la Asociación Deportiva Cruz Roja, el CD Guadalcacín o el San José Obrero. También los hay de otro pelaje, pero en su pecado llevan la penitencia. Este rincón no es una pira, sino un espacio para los que nunca tienen titulares que abran páginas.