LAS PRIMAS DE LA IRA

La prima de 600.000 euros que cada jugador de España cobraría en el caso de ganar el Mundial de Suráfrica, la más alta de las 32 selecciones que participarán en el torneo, ha encendido un intenso debate en distintos ámbitos de la sociedad. Las comparaciones con los recortes económicos a todos los niveles y la situación de crisis general que vive el país han disparado las críticas por lo que se considera un premio desproporcionado, hasta el punto de que algunos partidos políticos han reclamado la intervención del Gobierno. Como contrapartida, nuestros jugadores no cobrarán un euro hasta los cuartos de final. Lo que les correspondería por pasar las dos primeras fases será donado a alguna ONG para que sea destinado a obra social. No entiendo, por tanto, las críticas de algunos partidos políticos sobre el tema ya que ese dinero no sale de las arcas públicas. Por ejemplo, la selección que gane recibirá de manos de la FIFA 30 millones de euros; además, de la aportación de los patrocinadores. Más les valdría a los voceros de IU, CiU y Esquerra Republicana de Cataluña denunciar otro tipo de despilfarro. Por ejemplo, ¿dónde estaban sus protestas cuando la ministra Ángeles González-Sinde dio a las gentes 'progres' del celuloide en plena crisis la friolera cantidad de hasta dos millones de euros por película o cortometraje en modo de subvención? Por cierto, películas que muchas ni se estrenaron y la que lo hizo fue vista por menos personas que van a presenciar un partido de fútbol de Tercera División. En el delirio de la demagogia, los de ERC llegaron a proponer que esa prima pactada por ganar el Mundial fuera sustituida por una medalla para luchar así «contra la mercantilización del deporte». Da risa que precisamente este partido político se preocupe de la crisis económica que atraviesa el país mientras ellos andan por el mundo abriendo embajadas de Cataluña que cuestan un ojo de la cara. Los hay con más cemento que cara.