El cadáver del taxista asesinado por su compañero. :: AP
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Un taxista británico asesina a tiros a doce personas en Cumbria

Provocó durante dos horas y media una carnicería mientras disparaba desde su coche; después, se suicidó

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Un taxista solitario, que habría tenido una discusión con dos colegas en la noche del martes cuando esperaban clientes en la parada, regresó en la mañana de ayer al mismo lugar, la calle Duke Street de la localidad inglesa de Whitehaven, y mató al menos a uno de los compañeros con los que discrepó. En las dos horas y media que siguieron a ese primer crimen acabó con la vida de otros once inocentes, hirió a veinticinco -a tres gravemente- y se suicidó tras recorrer con su vehículo la comarca disparando a mujeres que distribuían catálogos por las casas, a un joven que ayudaba a su padre en una granja, a un ciclista y a peatones en los pueblos que atravesó.

Condujo su Citroën Picasso por localidades del oeste de Cumbria, una de las regiones más bellas de Inglaterra. De Rowrah, donde vivía y era percibido como un buen vecino, a Whitehaven. Luego a Egremont. Las cifras de muertos y heridos en cada lugar no eran conocidas anoche, pero informaciones de la Policía decían que utilizó dos armas y que aparentemente mató a varias víctimas con disparos en el rostro o en la nuca.

Siguió hacia el sur y obligó al cierre del acceso de la mayor instalación nuclear británica, Sellafield, donde trabajó hace más de veinte años. Pasó por Seascale, por Gosforth. Dejó el coche ya en las estribaciones de las montañas que forman el turístico Distrito de los Lagos. Caminó hasta Boot, uno de los parajes más bellos de la región, y se suicidó.

El recorrido de Derrick Bird, de 52 años, creó terror y caos. Era un bello día primaveral, con muchos niños disfrutando de su semana de vacación trimestral. Una pequeña fuerza policial, en una región tranquila con un índice muy bajo de criminalidad, y unos servicios de emergencia diseñados para una diminuta población y para la asistencia de turistas tuvieron que responder a la alarma creada por un asesino a bordo de un vehículo.

Los vecinos fueron conminados a refugiarse en viviendas o edificios públicos y las ambulancias tuvieron dificultades para acercarse a los treinta lugares en los que Bird causó víctimas porque no tenían seguridad de que el asesino no estaba allí o avanzando por la zona. Algunos testigos presenciales lo describieron disparando mientras conducía con la puerta abierta. Otros aseguraron que lo hacía a través del parabrisas roto.

Bird era, según el retrato que emergía ayer, callado y quizás acomplejado. De pequeña talla, había perdido pelo y echado tripa. Se divorció de su mujer hace más de veinte años. Un familiar decía que no quería tener hijos y que la negativa de su esposa a abortar destruyó la relación. De la relación nacieron dos hijos.