«Cuesta encontrar lo buscado pero está todo a buen precio»

Madre de Dios, Doña Blanca, Merca 80 o la avenida de Europa son buena muestra de ello. Los escaparates no olvidan los gatos de la suerte que saludan sin descomponerse o los buda que se acarician la barriga bonachonamente. Las estanterías del interior, con mayor carga pragmática, no acuden, sin embargo, sino a cuantos productos necesarios han sabido descubrir los jerezanos a diario.

Nos hemos acostumbrado a «ir al chino». Y ello, junto al abastecimiento barato de aquellas cosas, pequeñeces a veces, que no se encuentran con facilidad en otros comercios, brinda reacciones variopintas entre los usuarios. Encontrarlos intentando solventar una carencia en materia de menaje, limpieza, papelería, juguetería, cosmética, ropa o perfumería es toparse de bruces con la experiencia de cada cuál.

Uno de estos negocios saca ya a la calle buena parte de su oferta. Y ello llama la atención cuando es la desconfianza asiática sobre los compradores una queja habitual entre los consumidores. Multitud de sillas de playa se extienden en la acera de Diego Fernández de Herrera. No falta, sin embargo, la permanente presencia de un chico vigilándolas. Algún cartel anuncia «aquí tiene cosas de comunión, cosas de feria». Otros anuncian zapatillas de deporte a 5 euros.

«Yo vengo poco porque me marean, me cuesta encontrar lo que busco pero está todo a buen precio», dice Rosi Rodríguez mientras Isabel recuerda «el sombrero bombín para el teatro escolar del niño» que le localizaron. Y, con todo, no falta quien como Antonio López aún recuerda: «Una vez fui a comprar un fregavasos y pasó una hora sin que quien me atendió entendiera qué le pedía».

Encantada, sin embargo, Chari Fernández apunta a que «busqué un sombrero vaquero para el niño y me buscó los diecisiete que necesitaba toda la clase, estuvo encantador». Lo mejor, y en ello coinciden todos, son los buenos precios.