Sociedad

La Guerra Mundial en viñetas, setenta años después

El historiador José Joaquín Rodríguez Moreno y la UCA presentan un libro sobre los cómics creados por EE UU en los años del conflicto bélico

CÁDIZ . Actualizado: Guardar
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El Capitán América, La Antorcha humana, Superratón o el mismísimo Superman son mucho más que personajes de cómics. Durante décadas encarnaron el ideario estadounidense, el forjado durante y tras la II Guerra Mundial. Sus aventuras y diálogos sirvieron para retratar fielmente a la sociedad norteamericana, enfrentada, según reflejaban las historietas, a la «malvada» Unión Soviética.

El historiador y coordinador de la Tebeoteca de la Universidad de Cádiz, José Joaquín Rodríguez Moreno, se dio cuenta de que el acontecimiento bélico más trágico y brutal de la historia, siempre ha sido visto a través de los soldados y los políticos, pero pocas veces a través de los ojos de las personas. Con las miradas de los cientos de jóvenes dibujantes y escritores que publicaron miles de viñetas con la contienda de fondo y la esperanza como objetivo. Rodríguez Moreno se puso manos a la obra y empezó a analizar esas publicaciones. Después de tres años de estudios, mucho trabajo a través de internet, archivo y escaneo, ha salido a la calle su propio libro, 'Los cómics de la Segunda Guerra Mundial', editado por el Servicio de Publicaciones de la UCA y dirigido por José Marchena.

«El 'comicbook' se había extendido durante la década de los 30 y fue en la II Guerra Mundial cuando alcanzó su cota máxima», explica el autor, que dice estar a la espera de editar su última obra, 'Chicas de papel'. Pero mientras tanto, anda promocionando esta nueva visión sobre una expresión artística y de ideas al servicio del 'way of live' americano de aquellos años. «En esos mismos dibujos se observa que no todo era libertad y democracia en los EE UU. Al reflejar los principios de su sociedad, los cómics mostraban que el machismo o la marginación hacia los afroamericanos era algo muy normal por entonces».

El historiador ha dividido el libro en dos grandes apartados. En el primero, se explica el proceso de composición, «en cadena», de los 'comicbook'. Un perfecto y segmentado sistema de montaje en el que a pesar de que muchos de los guionistas y artistas pasaron sus vidas en el anonimato de los talleres, otros consiguieron hacerse con un nombre en el mundo del cómic, como Will Eisner o Jack Kirbdy. «También aparecen las atrocidades que se cometían durante el proceso, como el acoso sexual que sufrían las chicas empleadas en las imprentas», cuenta Rodríguez Moreno.

La pieza que ponía en marcha el mecanismo era el ejército. Financiaba el papel y se encargaba de repartirlo a sus soldados. En esas propagandas, y ya atendiendo al segundo gran capítulo de este libro, los antagonistas de los héroes y leyendas - el Espíritu del 76, por ejemplo- tenían rostros verdaderos. Las mofas hacia los dictadores Hitler y Mussolini eran constantes. También las alusiones a los ojos rasgadas de de los japoneses.

«Los países anglosajones fueron fieles seguidores a estas publicaciones. A España no llegarían hasta los años 70», cuenta el autor de 'Los cómics de la II Guerra Mundial'. Ésta sí está ya aquí.