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El hundimiento

Ahora vamos espantándonos en la medida que descubrimos quién dirige este país

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Antonio Lorca, uno de los grandes revisteros taurinos de este siglo, titulaba así la crónica de la corrida de la Prensa que lidiaron tres figuritas de la tauromaquia. Cuenta que los toros miraban al tendido interrogando al respetable con un ¿pero qué estáis haciendo aquí? La plaza de toros es hoy buen reflejo de un pueblo despistado que, por momentos, cree estar en una mina de Fabero, donde los mineros corrían asustados porque sabían que llegaba el hundimiento. Ahora no corremos, vamos espantándonos y tomamos velocidad en la medida que hemos descubierto quién dirige este país.

Ha pasado de lo gradual al ritmo drástico que le marcan desde Alemania, París y Washington. Y se ha puesto a hacer lo que nunca quiso. No hace, ya digo, ejecuta contra pensionistas, funcionarios, alcaldes y dependientes y ¿saben qué?, que no lo hace mal. Cuando se pone, destaca. Llega tarde, se aturulla y atropella el BOE con la misma poca maña con que un opositor canta los temas a su preparador. Ahora le falta tiempo. Ahora que sabe que aún le van a pedir más y que los siguientes recortes caerán sobre los parados, Zapatero dice que asume la rectificación y que hacerlo es un buen principio de Gobierno. En realidad nada afirma si no explica qué significa asumir la rectificación. Nadie asume nada si al día siguiente sigue ejecutando políticas que no son las suyas. En el camino se lleva a gentes tan decorosas como Elena Salgado, obligada a asumir desplantes que nunca creyó poder soportar.

Esta semana ha muerto un hombre notable. Martín Gardner era un periodista matemático o un matemático periodista, que esto no lo tengo muy claro. Era un malabarista de los números que disfrutaba planteando paradojas e imposibles lógicos. Fue uno de esos tipos compulsivos que cuando ven un reloj de bolsillo sienten la necesidad de desmontarlo para observarle las entrañas. Y eso fue lo que hizo con 'Alicia en el País de las Maravillas'. El escritor solía citar un pasaje muy célebre que quiero pensar Zapatero conoce -o no, ¿qué sé yo?-: El de Alicia y el Gato de Chesire. Alicia se encuentra con el Gato sonriente. Ella está perdida y le pregunta:

-«¿Podría decirme, por favor, qué camino debo tomar?». «Eso depende de a dónde quieras ir», responde el Gato. «Lo cierto es que no me importa demasiado a dónde»., dijo Alicia. Y el Gato contesta: «Entonces tampoco importa demasiado en qué dirección vayas».

Eso mismo que le pasó a Alicia pasa con nuestra economía, y lo que es peor, con el que la gobierna, o cree que lo hace. Lo que hace dos años era creciente sospecha hoy es certeza. Otro periodista, el español Enric González, contó una vez la historia del jugador de béisbol de los New York Yankis, el gran Yogi Berra. Berra fue autor de frases memorables, pura filosofía condensada que hoy ayudarían a Zapatero.

-Ten cuidado si no sabes a dónde vas. Porque puedes llegar.

Que se lo cuenten a Zapatero, por favor.