Niemiec celebra su triunfo en Covadonga. / AFP

Amistades muy peligrosas

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Alberto Contador, Alejandro Valverde y Purito Rodríguez se conocen desde hace tantos años que saben no sólo lo que puede pensar el otro en carrera, sino también como se mueve cada uno de ellos en determinadas circunstancias y eso, con el paso del tiempo, ha generado una desconfianza total, azuzada desde algunos coches, que hace imposible cualquier tipo de colaboración, aunque el objetivo se llame Chris Froome. Las amistades que se forjan en la carrera suelen ser peligrosas. Aquí todo el mundo defiende sus intereses porque los corredores se deben a los equipos que les pagan. Las deudas que se crean terminan trasladándose a los Campeonatos del Mundo, por ejemplo, y luego pasa lo que pasa.

En los Lagos, donde ganó el polaco Niemiec (Lampre), mostraron una vez más que son incapaces de colaborar. Arrastran desconfianza entre ellos desde episodios anteriores que nos llevan a ver lo que vimos. Nada nuevo.

A Valverde se le suele criticar por atacar antes de tiempo, por mostrar su potencial en momentos inoportunos, lo que le suele costar perder carreras. Es un ciclista de sangre y cabeza caliente. Basta con ver lo que le pasó en La Camperona y también en la Vuelta al País Vasco, en el repecho de Gaintza. Así que en los Lagos ni se movió. Dejo que Contador, ¡que atacó en cinco ocasiones!, y Purito, hiciesen la ascensión.

Valverde se limitó a estar hasta que llegó la bajada que conducía al repecho de meta, donde arrancó para sumar seis segundos de bonificación, que con los cinco que le sacó a Contador suman once. La operación resultó perfecta para sus intereses.

Purito estaba necesitado de segundos para alejar lo más posible a Froome. Por eso se movió el Katusha con Dani Moreno y Gian Paolo Caruso. También Purito se dejó ver en cuatro ocasiones.

Nos queda Contador. El de Pinto lo intentó todo y se quedó sin nada y con tiempo cedido en la general. Estaba interesado en distanciar a Froome pero, por pura lógica, mucho más debían de estarlo Valverde y Purito. En condiciones normales Contador es el mejor escalador de los tres. Lo que pasa es que las condiciones de Contador en esta Vuelta a España no son normales y eso lo saben Purito y Valverde.

Espectáculo final

Total, que los últimos siete kilómetros fueron una sinfonía de música en la que los silencios, los parones, eran sepulcrales. El resto de la carrera -Fabio Aru y Daniel Martin junto a Froome- iba como podía porque que Rigoberto Urán se vaya dejando tiempo no es noticia.

Ni tú ni yo, sino todo lo contrario. Esa es la máxima que rige entre los tres mejores ciclistas españoles de la última década. La esperanza que nos queda es que uno de ellos, Contador o Valverde, gane la Vuelta. Porque si la acaba ganando Froome sus directores se cubrirán de gloria en táctica, estrategia y temas varios.

Hubo espectáculo porque hablamos de tres de los mejores ciclistas del mundo. Atacar, pararse, mirarse y vuelta a empezar. Es lo que hicieron Contador y Purito. Le pidieron colaboración a Valverde, que dijo que no. Y así una y otra vez.

Entre los doce primeros hubo un minuto de diferencia. Lo dijimos en La Camperona, volvemos a insistir hoy y probablemente hablaremos de lo mismo en La Farrapona, aunque esa etapa es otra historia: los mejores están muy igualados, demasiado. Los cuatro primeros de la general son figuras pero su forma es la que es y eso iguala la carrera.

Decíamos que la llegada a La Farrapona es otra historia porque estamos ante la etapa más dura, quizá demasiado, de la carrera, con un diseño modelo Tour. En esas rampas no será tan fácil ir a rueda. Un Contador normal, no el mejor, debería de dejar sentenciada la carrera en gran medida. Si Froome busca asegurar el podio es el lugar ideal para atacar. ¿Qué pueden hacer Valverde y Contador?

Ése es el interés de la etapa, en la que Froome tuvo que tirar de Bradley Wiggins para que su compañero hiciese podio y él perdiese la Vuelta el 3 de septiembre de 2011. Todo un presagio.