La dupla irrepetible

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Andaban los brasileños debatiendo sobre su futuro gobierno y el giro a la izquierda de João Goulart cuando recibieron el encargo de organizar de nuevo el mundial ante los problemas de la FIBA con el gobierno y la Federación de Filipinas. Con el Maracazinho preparado (fue la sede de 1954) y como vigentes campeones, los aficionados se prepararon para disfrutar de un nuevo campeonato. Al fin y al cabo, la pareja formada por Amaury Antonio Pasos y Wlamir Marques pugnaba entonces en popularidad con los astros del balón Pelé y Garrincha.

Aquel fue un campeonato que señaló el éxito de la que después bautizaron como la 'generación de oro' brasileña. Pasos había dejado su Argentina natal y su negocio de artículos de cuero, mientras que Marques dejaba a un lado su puesto de funcionario en correos para participar del aire festivo que rodeaba la competición.

"Fue un equipo sólido y equilibrado, formado por grandes jugadores. Para mí, el mejor equipo brasileño de todos los tiempos" recuerda Amaury, que entonces empleaba su 1,91 de altura para actuar de ala-pívot con unas habilidades poco habituales entre los hombres 'grandes'. Junto a él, Marques, de 1,85 metros, armaba las jugadas desde su puesto de base y trasladaba a sus compañeros su espíritu competitivo.

Un torneo con un sabor especial

Los sudamericanos habían ganado el anterior mundial, pero el factor local determinó un campeonato inolvidable para ellos. "El mundial de 1963 fue diferente. Ganamos el título en nuestro país, en el abarrotado Maracanãzinho y derrotando a los Estados Unidos, después de perder contra ellos la medalla de oro pocos días antes en los Juegos Panamericanos celebrados en Sao Paulo" repasa Marques.

La escuadra recibió las felicitaciones de los miles de aficionados que abarrotaron aquel pabellón y de un país que envolvió a sus jugadores en un halo que hasta entonces se había reservado al balompié. A la hora de decidir el mejor jugador, Amaury Pasos (17,6 puntos de media en la competición) reconoce que su compañero Marques fue el mejor en el torneo y en la historia de Brasil. Aunque la organización incluyó a ambos en el quinteto ideal, ambos han sido ascendidos por sus compatriotas como el mejor equipo de la historia brasileña de baloncesto.