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El Sevilla empata en la anarquía

Rakitic lideró la remontada hispalense, pero los de Emery volvieron a pecar de conformismo y falta de intensidad defensiva ante un buen Maribor

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Aterrizó en Eslovenia un Sevilla con las ideas claras, donde el orden y la superioridad eran dos elementos a tener en cuenta para golpear primero en la eliminatoria. Quería Pepe Castro, presidente consorte de la nueva era sevillista, no desprestigiar a un rival en teoría débil pero con ideas muy claras. Estaba presente en la mente de la plantilla la eliminación del día copero contra el Racing, un ‘segunda B’ que hizo retornar al pasado más espeluznante a la hinchada rojiblanca. Motivos más que suficientes para afrontar el duelo contra el Maribor desde la lógica que apuntaba a los de Nervión como superiores, tal y como reflejó el marcador. Una situación hipotética, ya que el resultado final de 2-2 resultó engañoso a la vista del mal juego desplegado por el Sevilla. Sólo Rakitic estuvo a la altura y gracias a él se mira hacia un posible derbi en octavos de final en la Liga Europa.

Salieron los eslovenos bien agazapados atrás. Prefirieron ver qué pasaba y cómo transcurría el partido antes de tomar alguna decisión sobre cuándo atacar. El Sevilla se limitó a tener el balón, acariciarlo como si su vida dependiera de ello, y tenía en Rakitic al hombre perfecto para conducir a la gloria de nuevo a un club que añora títulos. De ahí que los nervionenses buscaran con ahínco desmedido el tanto en los primeros minutos. Una intensidad que se vino abajo rápidamente, lo que fue aprovechado por el Maribor para contragolpear y por Tabares para marcar. Un tanto que hacía una pequeña justicia a tenor de la falta de equilibrio demostrada por los sevillanos.

Emery volvía a pecar de los errores que lleva cometiendo desde hace seis meses. Sus jugadores viven en la anarquía y él no sabe, o no quiere, dar su brazo a torcer sobre su pésimo plan de juego. A ello se sumó la lesión de Cheryshev, por una dura entrada anterior por la que no ayudó a cubrir la posición de Navarro en gol local. Otro que no estaba en su mejor estado de forma era Gameiro. Necesitó tres ocasiones claras para poder marcar. Lo hizo nada más empezar la segunda mitad, tras un pase magistral de Rakitic y puso un poco de temple en el nerviosismo rojiblanco. Una tranquilidad que dio alas a un equipo muerto en lo táctico.

Los eslovenos empezaron a temer por la remontada y volvieron su situación original de esperar bien encerrados atrás. Sólo se podía decidir todo por una jugada aislada. La misma que llegó a balón parado con Fazio rematando un córner de Rakitic, quién si no, tras imponerse sobre toda la zaga rival. Poco duró la alegría por culpa de un nuevo error defensivo. Dejaron disparar a placer desde fuera del área a Vrsic, que acababa de entrar, y con un latigazo sorprendió a un mal Javi Varas. Un empate que vale mucho para los sevillistas, pero sabe a poco visto el desarrollo del duelo.