El escritor Javier Ríos presenta su libro 'Destruir España'. / Foto: José Ramón Ladra / Vídeo: J. R. Ladra / V. Carrasco
Javier Ríos, escritor

«Con el 15M fue la última vez que sentí orgullo de ser español»

Este licenciado en Relaciones Públicas y Publicidad recurre a la ironía para mostrar en el libro 'Destruir España' el hastío de la sociedad ante la crisis que sufre el país

MADRID Actualizado: Guardar
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"Quiero reflejar la decepción, el estupor, la vergüenza, la rabia y el dolor que España lleva produciéndome desde hace años". Con esa sinceridad y claridad explica Javier Ríos (Cádiz, 1975) la razón por la que decidió escribir 'Destruir España. Antes de que Ella nos destruya a todos' (Los libros del lince, 2014). Un libro mordaz y sarcástico en el que muestra el hartazgo y el cabreo por la situación que vive el país y los años alocados de la burbuja inmobiliaria y los créditos excesivos que provocaron esta crisis. La ironía y el sentido del humor no faltan en lo que es una radiografía del país descrita a través de las situaciones vividas por el autor en sus viajes por todas las regiones y "carreteras perdidas". Un relato con mucha autocrítica que pretende remover conciencias con un estilo provocador y sin rehuir ningún debate. Y es que Ríos, que reside en Barcelona desde hace una década, aboga abiertamente por la independencia de Cataluña "de una manera muy personal y particular".

"Creo que el 15M fue la última vez en que me sentí orgulloso de ser español", asegura este andaluz licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas. Sin embargo, el entusiasmo que despertaron en él los discursos sobre un cambio de sistema que escuchó en las asambleas de la Plaza Cataluña aquellos días de efervescencia ciudadana dio paso a la frustración de las reuniones de barrio donde primaba el localismo. "Pasamos de cambiar el mundo a, como mucho, cambiar la cancha de baloncesto del barrio", lamenta.

Este gaditano se define como "independentista no nacionalista". Defiende la secesión de Cataluña pero no desde la visceralidad, sino desde una reflexión calmada. "Pienso que para mi futuro y el de mis hijos -si los tuviera- sería mejor una Cataluña independiente. Creo que me conviene más intentarlo de cero", asegura. Eso sí, advierte de que esa Cataluña independiente no puede basarse en los recortes, la austeridad o la corrupción que ahora también padece. Ríos deja claro que no apoyaría una independencia para construir un país dominado por "la Caixa, Abertis y TV3".

Ríos, que vivió nueve años en Madrid, define a la capital como "una madrastra". "Es como una madre que te da un poco de mala vida", asegura. "Veo que la gente la quiere pero la odia", explica. En su opinión, el problema de Madrid como ente administrativo es su centralismo. "Madrid se extiende por toda España. Sus tentáculos protectores/castradores se extienden por todo el país", afirma. Sin embargo, tiene claro que tanto Madrid como Barcelona, "las ciudades más conectadas del mundo" por el AVE y el Puente Aéreo, se necesitan mutuamente. "¿Quién puede pensar lo contrario?", se pregunta. Y rápidamente se responde: "Los políticos, para conseguir votos y enfrentar a los ciudadanos".

Aunque ha viajado por toda España y parte de Europa, dice conservar del carácter andaluz la calidez y la compasión, además de cierta gracia gaditana "pero a mi manera". De Madrid afirma haber absorbido el punto canalla y de Cataluña la "conciencia individual" de formar parte de una sociedad, además de una actitud crítica contra todo, incluida la propia Cataluña.

A pesar de la incapacidad de la sociedad para movilizarse y organizarse para cambiar el sistema, la reciente paralización de la privatización sanitaria en Madrid gracias a la presión de la 'marea blanca' le hace replantearse su crítica. "Empieza a haber unos brotes verdes, pero no económicos, sino sociales. La gente creo que está empezando a despertarse", afirma. Y es que el título del libro 'Destruir España', no deja de ser una metáfora para regenerar el país.

Pero el libro no solo denuncia los grandes problemas de la crisis, sino que también critica el "incivismo" de parte de los españoles. "Me molesta muchísimo el nivel de ruido de este país", explica mientras se queja del volumen de la música, por ejemplo, en los bares. También carga contra los dueños de los perros que no recogen los excrementos. "Barcelona está tomada por las meadas de perro", insiste. Y reconoce que le desespera "ciertos malos modos y la grosería de la conversación media en España, plagada de tacos".