REFORMA DE LA SANIDAD

La recuperación de la tarjeta sanitaria, ¿un proceso automático?

El Gobierno desmiente que los emigrados españoles pierdan su derecho a la sanidad y asegura que su recuperación es “automática”, algo que la realidad burocrática pone en cuestión

MADRID Actualizado: Guardar
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La polémica generada tras la entrada en vigor de la enmienda que introdujo el Grupo Popular en la Ley de Presupuestos para limitar el derecho a la tarjeta sanitaria a aquellos ciudadanos que ya no eran residentes en España continúa. Las mayores críticas han surgido tras la reacción del Gobierno, que ha desmentido la información y ha asegurado que los emigrantes españoles recuperarán de inmediato el derecho a la atención sanitaria apenas regresen a su país de origen, un proceso burocrático, que insisten desde el Ejecutivo, es algo “automático”. También desde el Partido Popular se defiende la inmediatez en la recuperación de ese derecho y, según ha asegurado la diputada nacional del PP por Cantabria, María Jesús Susinos, “cuando regresas a España, desde el minuto uno tienes otra vez cobertura sanitaria".

Sin embargo, la realidad burocrática podría poner en cuestión tal afirmación. Es el caso de María, una joven gallega de 29 años quien, tras pasar cuatro años trabajando en Londres “por falta de oportunidades en mi país”, se encontró con que le negaban su tarjeta sanitaria. “Nada más volver, me empadroné en Vigo con mi madre y, cuando fui al centro de salud, me dijeron que había estado mucho tiempo fuera y que, como no cobraba paro ni tenía ninguna otra prestación de la Seguridad Social, tampoco tenía derecho a tener asistencia sanitaria”. Tras el desconcierto inicial, la joven pidió explicaciones reiteradamente, pero desde el centro de salud le indicaron que acudiera al INSS a reclamar y, mientras tanto, le aconsejaron hacerse un seguro privado. “No era capaz de entender por qué si soy española, habiendo trabajado en España y haberme tenido que irme a otro país porque aquí no hay trabajo, ahora vuelvo y me dicen que no tengo derecho, obligándome a pagar para tener sanidad ahora que no tengo trabajo y he decidido volverme a casa. No me lo podía creer”.

Al final, varias circunstancias encadenadas y un desfase en la actualización de los registros de la Seguridad Social obraron el milagro. Antes de emigrar a Londres, María se había mudado de residencia desde Vigo hasta Sevilla -donde vivió varios años-, y allí se empadronó y obtuvo sin problema la tarjeta sanitaria. Eso ocurrió casi diez años antes de su vuelta a España. La casualidad quiso que, a su regreso, en lugar de elegir Sevilla, fijara su nueva residencia en su ciudad de origen, Vigo. María regresó a España en mayo de 2013 y la baja de la Seguridad Social en Vigo se había efectuado apenas tres meses antes, en el mes de marzo. “Cuando miraron el ordenador, vieron que todavía me tenían registrada y que hacía muy poco que me habían dado de baja. Gracias a eso consiguieron darme de alta de nuevo, con el mismo médico de antes y con una tarjeta sanitaria que me llegó en una semana pero si en lugar de volver a Vigo hubiera ido a otra ciudad, me hubiera visto obligada a tener un seguro privado hasta conseguir un trabajo y tener una cotización”, explica María. “Gracias a que protesté y a esta serie de causalidades, ahora tengo tarjeta pero si hubiera aceptado sus explicaciones y me hubiera ido, me habría quedado sin cobertura sanitaria”.

La incertidumbre creada con la nueva reforma sanitaria del Gobierno de Mariano Rajoy podría estar potenciando el trasvase de pacientes a la sanidad privada como mecanismo de protección ante la pérdida del derecho a la asistencia sanitaria. Esa fue finalmente la opción elegida por Silvia, una madrileña de 30 años, que desde hace cuatro trata de ganarse la vida en Berlín. “Cuando estás trabajando estás asegurada pero, si no tienes un empleo, la ley te obliga a tener uno pagado por tu bolsillo y que ronda los 150 euros mensuales”. Incapaz de continuar más tiempo en ese limbo sanitario, Silvia decidió contratar un seguro privado en su país de origen, España, para tener la seguridad de contar con un especialista en caso de necesitarlo.

“Parece que quieran convertirnos en Estados Unidos, ir hacia una sanidad completamente privada donde el seguro depende de lo que tú puedas pagar o lo que te ofrezcan desde la empresa en la que trabajas. En definitiva, un modelo americano donde el que tiene dinero se puede pagar la salud y, el que no, no la tiene”, resume María.