El escritor y académico Luis Goytisolo. / Toni Albir (Efe)
GALARDONES 2013

El más experimental de los Goytisolo

El menor de los tres hermanos escritores ha apostado siempre por la renovación de la novela

MADRID Actualizado: Guardar
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Luis Goytisolo es un grafómano. Cuando purgaba condena como preso político del franquismo en la cárcel de Carabanchel, tomó notas sobre papel higiénico para componer 'Antagonía', su novela más ambiciosa, una tetralogía de más de 1.000 páginas en las que combina la autobiografía con la crónica sarcástica. Una gran novela que se ha convertido en pieza clave de la narrativa española contemporánea y una obra hercúlea, en que la asoma el espíritu ácido y corrosivo que siempre ha distinguido al autor barcelonés. El aislamiento de la celda, un castigo de 35 días impuesto por seguir una huelga de hambre, le sentó bien Goytisolo, al menos a su faceta de escritor. Los barrotes espolearon su imaginación. Por eso ayer apeló al humor y consideró «fecundo» ese enclaustramiento.

Escritor difícil, de los que no hacen concesiones al lector, pertenece a esa estirpe de prosistas, como Proust y Joyce, que zarandearon la novela, sin renunciar a cierto compromiso cívico y moral. De 'Antagonía' dijo Vargas Llosa: «Para mí, las mejores páginas, las más logradas y conmovedoras del libro, son aquellas que describen la atmósfera claustral, castrada, asfixiante y enajenada de la dictadura». 'Antagonía' es, pues, la culminación de toda su obra. 'Recuento' (1973), cuya publicación en España llegó dos años después, representa la primera entrega. Siguieron después 'Los verdes de mayo hasta el mar', 'La cólera de Aquiles' y 'Teoría del conocimiento'.

Algo debe estar incrustado en los genes de los Goytisolo para que tres de ellos se hayan dedicado a la literatura. Su hermano José Agustín era un enorme poeta de la generación del 50 y Juan, afincado en Marraquech, sigue dando guerra con su tenaz disidencia y alumbrando obras arriesgadas y heterodoxas.

Luis Goytisolo, galardonado con los premios nacionales de la Crítica (1985) y de Literatura (1993), tuvo, con todo, rivalidades con sus hermanos escritores. La muerte de un cuarto hermano del que nunca se habla, Antonio, el mayor de todos, rompió la armonía familiar. El niño murió a causa de la meningitis, lo que indujo al padre de los futuros escritores a destronar a José Agustín, el heredero natural de los afectos paternos, por Juan. Así lo cuenta Miguel Dalmau en su biografía sobre los hermanos.

A Luis, pese a ser quizá el menos celebrado del trío, le persigue el estigma de ser un escritor de culto por sus audaces hallazgos narrativos y su querencia por las formas innovadoras, y el que más claramente se ha decantado por la novela. Curiosamente, el premiado cree que el género está «en fase de extinción».

Hombre de paradojas

El escritor se adjudicó el Premio Biblioteca Breve con su primera novela, 'Las afueras' (1958). El pequeño de los Goytisolo, como muchos escritores de su generación, irrumpió en el mundo de las letras cuando estaba en pleno auge el realismo social. Sus primeros pasos como escritor estuvieron muy influidos por el neorrealismo italiano y la novela 'El Jarama', de Rafael Sánchez Ferlosio. No obstante, su apuesta por la renovación, su alejamiento de la tradición española y los postulados estéticos y éticos que abrazaba le hicieron anticiparse a los cambios que se avecinaban en la década de los 60, cuando hizo su eclosión el boom latinoamericano. Todo un ciclón literario que pilló con el pie cambiado a muchos escritores españoles, eclipsados por unas novelas soberbias y distintas.

Goytisolo no ha cejado nunca en la manía de explorar, de plantear en cada novela nuevos caminos que transitar. A diferencia de otros autores de la época, renegó pronto de la tradición realista para hacer incursiones en la experimentación. No es que abominara de repente de la conciencia social, sino que la liberó de sus esquemas convencionales.

El motivo del doble, recurrente en la producción de Goytisolo, es abordado con especial tino en la novela 'Estela del fuego que se aleja' (1984), donde dos personajes, llamados escuetamente A y B protagonizan un ambiguo juego de espejos. En 'Diario de 360' (2000), otra obra compleja, el autor demuestra que no le gusta repetirse.

Goytisolo es un hombre de paradojas. Aunque apela a un lector nada complaciente y se obliga a investigar y experimentar, busca al mismo tiempo un público amplio. Este niño prodigio, que de mayor quería ser arquitecto, ha acabado siendo una rara avis de las letras, lo que no quita para el reconocimiento institucional: desde 1994 ocupa el sillón C de la RAE, el lugar en que se sentó Luis Rosales.