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Chacón, la mujer de rojo

La candidata fracasó en su intento de convertirse en la primera mujer que lidera un gran partido en España

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No pudo ser. A pesar de que desarrolló una excelente campaña precongresual, al punto de que hasta el último minuto parecía ser la ganadora, Carme Chacón vio truncadas sus esperanzas de convertirse en la primera mujer, y catalana, que liderara un gran partido en España.

La dirigente era la candidata del corazón, el revulsivo para los tiempos de zozobra que viven los socialistas. Un capital que, sin embargo, no fue suficiente, aunque encandiló a muchos, y esa acumulación de capital político está guardada en su caja fuerte porque, aun derrotada, no ha dicho su última palabra. A lo largo de la campaña dejó claro que si perdía se presentaría a las primarias para elegir el candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno en las próximas elecciones. Si cumple esa palabra, los suyos dicen que sí, tendrá la oportunidad de tomarse la revancha, y en política cuatro años son mucho.

A caballo de una campaña efectista y medida al detalle, exhibió un discurso cincelado a golpe de frases cortas y lemas dirigidos a remover las conciencias socialistas. Una estrategia con cierto aroma a la que desplegó Zapatero hace 12 años. El parecido llegó al punto de que también reivindicó la figura de su abuelo, un anarquista aragonés que le decía: "Niña, nunca fui joven, la historia de mi país me ha robado la juventud". Frase que deslizaba en sus discursos siempre que podía. La similitud fue tal que el extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra la calificó de "Zapatero con faldas".

Pese a que ella ha reivindicado una u otra vez la obra del expresidente del Gobierno, a su abrigo se refugiaron todos los descolgados del zapaterismo, "Trabajar a su lado es lo mejor que me ha pasado", soltaba en cuanto tenía la oportunidad para desconcierto de muchos de sus valedores.

Desde la candidatura de Rubalcaba trataron de desvirtuar su imagen con la acusación de ser un simple producto de marketing, en el que si se rascaba la superficie aparecía la nada. Marketing o no, lo cierto es que Chacón cuidó con mimo su imagen. Fue la mujer de rojo, una elección para nada inocente. El rojo es el color del PSOE y ella quería decir que ella era el PSOE, que era la que mejor encarnaba sus esencias, y así se vistió a lo largo del mes de campaña.

Con esta derrota su fulgurante trayectoria sufre el segundo revés, el primero llegó en abril, cuando fue persuadida de que no se presentara a las primaria para competir también con Rubalcaba por la candidatura para las generales. No parece, sin embargo, que vaya a tener efectos desmovilizadores. Pese a su marcha a Estados Unidos, el 'chaconismo' se ha hecho un hueco en el PSOE, y que crezca o se diluya va a depender en buena manera de su quehacer a partir de ahora.